Finalmente, la familia Caprari comenzó con la demolición del trunco balneario en cemento que pretendían erigir en la franja marítima del barrio San Rafael, Mar de Ajó, tras una decisión judicial que le obligó, después de la demanda y presión social ejercida con protestas, manifestaciones y juntas de firmas, a desistir de mercantilizar en un nuevo espacio de ese lugar genuino de pertenencia y libertad que es la playa.
El derribo de la construcción se pudo verificar a fines de la semana pasada, días antes de la culminación del plazo que la justicia había determinado para que se cumplimentara con lo ordenado (10 días).
Control vecinal
Ahora quedará por controlar popularmente que los escombros, los caños de luz y agua y los distintos materiales utilizados en la obra, sean retirados absolutamente del espacio, dejando la playa en las mismas condiciones en que se hallaba antes del inicio de la construcción.
La justicia decidió la demolición después que la complejidad del malestar y la protesta social ejercida por gran parte de la comunidad costera se pusiera de manifiesto, sin injerencia de la politiquería barata, a la que los mismos movilizados defenestraron y prohibieron adherirse al justo reclamo y exigencia.