[dropcap]S[/dropcap]e acercan las vacaciones de verano y nuestra región se prepara para recibir una temporada más. En un intento por sacarle jugo a los meses de enero y febrero, se ponen lindas las casas, se abren negocios y todos comparten opiniones de cómo serán los próximos meses en términos económicos. ¿Se podrá pasar el invierno o no? ¿El turista gastará mucho, vendrá mucha gente, se recuperará algo de lo invertido? En definitiva, ¿nos va a dejar plata la temporada? Y surge la pregunta: ¿por qué dependemos tanto del turismo del verano?
Una región de turismo de “sol y playa”
El Partido de la Costa fue un espacio que se conformó debido a la demanda de lugares de´veraneo para el llamado turismo de masa de sol y playa. Éste es un turismo que viene exclusivamente a buscar los atractivos turísticos que el nombre dice: el sol y la playa. Esta caracterìstica histórica hizo que nuestro lugar desarrollara algunas particularidades en su forma de desarrollo social, económico y cultural.
Veamos algunas de ellas:
Para comenzar, por la conformación histórica del Partido de la Costa, éste no cuenta con una gran cantidad de plazas hoteleras sino en su mayoría, unidades residenciales construidas en muchas ocasiones con la intención de “segunda vivienda” o alojamiento hotelero. Esto a su vez, conlleva a otra práctica çomún y no regulada por la Municipalidad: el alquiler de tales viviendas de manera informal para turistas. Así, el beneficio económico que podría usufructuar el Partido a través de plazas hoteleras, queda en manos de dueños no residentes de viviendas particulares que pueden o no estar aptas para tales fines.
También, quienes pasan sus vacaciones en el Partido de la Costa, suelen ser en su mayoría grupos familiares que acostumbran reproducir durante sus vacaciones las prácticas que realizan en sus lugares de residencia, generando estrategias de reducción de gastos, no utilizando los servicios turísticos (como por ejemplo, ir al mercado a comprar comida en vez de ir a un restaurante) y así, disminuyen los beneficios económicos que la localidad podría obtener durante la temporada de verano.
Otro aspecto importante es que no se hace utilización del espacio interior adyacente; es decir, se ignoran potenciales opciones turísticas que no sean exclusivamente la playa y el mar como por ejemplo, la ruralidad interior que bien podría transformarse en un producto a ofrecerse fuera del período estival.
El tipo de turismo que se practica en el Partido de la Costa es un turismo masivo con características particulares que atentan contra el medioambiente y el desarrollo económico real de la región.
Y las dos características más importantes que se desprenden de estas anteriores, es la estacionalidad de su ocupación y el monocultivo de la actividad turística. La primera se refiere a que, por tener una actividad exclusivamente veraniega, no hay una distribución uniforme a lo largo del año de ingresos económicos fuera de este período. Y la segunda, justamente se refiere a que nuestro único desarrollo está relacionado al turismo.
Estas características son reversibles. Son construcciones sociales y no significan que sean inalterables. Los cambios están dados en las mismas características que nos conforman.
Solo basta un mínimo interés político para que se desarrollen políticas económicas y sociales que nos permitan poder decir que la costa es un región sostenible.