Qué difícil es intentar explicar este amor que nos hizo viajar poco más de 400 kilómetros hacia la ciudad de las sierras con la leve esperanza de hacernos ver una mejoría.
Todo indicaba que era un partido como para hacerlo, más allá de los nombres, Santamarina llegaba al encuentro un punto por debajo del tricolor, por lo que su presente tampoco era el mejor.
Los errores se pagan caro, más siendo Chacarita
El encuentro comenzó con la pelota por los aires y pierna fuerte en el medio. Chacarita, con Rivero disminuido, intentaba hacer fuerza en esa zona pero carecía de compañía y perdía en las primeras divididas.
El local intentó desbordar por el punto flaco del equipo de Vivaldo: el lateral que cubría Lazarte, pero el nacido en el polideportivo pudo contener esos primeros embates, por lo que los habilidosos del conjunto tandilense se volcaron por el costado de Nicolás Álvarez. Allí radicó el gran problema del funebrero.
Nunca, en los 96 minutos de partido, Álvarez pudo contener los avances del equipo local. Para colmo de males, promediando la mitad del primer tiempo, en un centro sin ningún tipo de peligro para el arco de Pedro Fernández, el lateral intentó bajar la pelota para el arquero, con la mala fortuna de no encontrarlo y dejar la pelota en el fondo del arco.
0-1 y a luchar, 0-1 y a levantarse, 0-1 y ¿cómo hacemos para salir del fondo al que nos manda un resultado en contra?
Chacarita se repuso a ese golpe, tras 15 minutos donde no encontró la pelota. El tricolor salió a buscar el empate: primero con un gran tiro de Alderete que desvía con la punta de los dedos el arquero local y luego con otra pelota recuperada en una presión que dejaba en superioridad numérica al elenco de Vivaldo pero que no fue rematada al arco.
Un penal enorme que Nazareno Arasa, el mismo que ofició de cuarto árbitro en el partido suspendido, no cobró. Una jugada de voley que el árbitro no vio. ¿Podría haber cambiado la historia? Sí. ¿Influyó en el desenlace? No. Los errores propios de Chacarita excedieron cualquier sanción del juez.
Para redondear la mala noche
Sobre el final del primer tiempo, una gran jugada colectiva del local con una pelota larga para Pérez sobre la banda derecha que con el último esfuerzo mete el centro que ¡PASA POR TODA EL ÁREA CHICA! y, en el fondo, el Sánchez del local mete un bombazo arriba de la humanidad del 1 de Chaca, imposible de reaccionar, y sentencia el 0-2. Imposible. Este equipo no puede dar vuelta este resultado.
Rivero salió lesionado saltando en una pata (literal), sin poder apoyar uno de sus pies en el suelo. Los cambios aportaron un poco de frescura, sobre todo el de Lucas Lezcano, que se sumó a hacer la banda junto a Nahuel Menéndez en cada contra del local.
Pobre, muy pobre la imagen que dejó Chacarita en el Estadio Municipal de Tandil. Superado por el rival, sin respuesta alguna y sin síntomas de mejoría. El letargo del equipo de Vivaldo pareciera ser eterno.