[dropcap]C[/dropcap]uando hablamos de educación, todos -o la gran mayoría- estamos de acuerdo en que es la herramienta más eficaz para cambiar el rumbo de cualquier pueblo. Es emancipadora por decir algo que consiga englobar lo que significa esta palabra tan usada y poco aplicada en muchos lugares. Y nos quedaríamos cortos; la educación además de emancipadora es un derecho.
La educación envuelve muchas cosas: desde matemática hasta prácticas del lenguaje; desde formar ciudadanos críticos hasta habitantes comprometidos con su entorno y el de otros.
Obviamente nuestra educación tiene un sinfín de fallas y muchos, pero muchos de los objetivos se quedan en el camino. Entre ellos, la educación ambiental.
¿Qué lugar ocupa la educación ambiental en el currículum escolar?
La educación ambiental es un contenido transversal en nuestro currículum escolar; es decir, no hay una materia o una carga horaria específica para enseñar “educación ambiental” sino que se trabaja a través de otros contenidos que podríamos llamar de principales. Por ejemplo, si estamos enseñando sobre la importancia de bañarse todos los días, podemos también trabajar la importancia de no demorar en el baño porque el agua es un recurso que hay que cuidar. Y muchas maestras y maestros costeros de niveles iniciales y primarios hacen un excelente trabajo en la apropiación de ese contenido transversal tan amplio y maravilloso como lo es el medioambiente para crear conciencia en nuestro niños. Se esfuerzan por hacer que sus clases sean lugares de verdaderos aprendizajes para la vida: van a la playa, conocen su entorno, hacen jornadas de limpieza, realizan campañas con los chicos. Crean contextos de aprendizajes significativos para que esos seres humanos que hoy son niños, mañana sean adultos concientes de su lugar en este planeta; que entiendan que somos todo y todos uno y sin él y los otros, no somos nada.
Dice Melina Furman, una reconocida bióloga que trabaja con niños de nivel inicial y primario en lo que a pensamiento científico se refiere, que el aprendizaje es profundamente determinado por el contexto y la riqueza de estímulos que nos ofrecen los entornos en los que crecemos. Es decir, es importante poder otorgar a nuestros pequeños, espacios en los cuales puedan experimentar, conocer y relacionarse con ellos y entre ellos.
Si queremos futuros adultos concientes del ambiente, hay que brindarles contextos que permitan el aprendizaje ambiental o como escuché por ahí, en los que se posibilite el “ambientalizar el aula”, para que así puedan aprender más sobre su medioambiente.
Furman continúa diciendo que las investigaciones muestran que la mejor inversión que los países pueden hacer en términos educativos es ampliar el acceso y fortalecer la experiencia pedagógica de los niños en nivel inicial y los primeros años de la escuela primaria. En el Partido de la Costa, algunos de los jardines maternales, esos establecimientos que educan a nuestros niños y trabajan con ellos antes de los 3 años, recibieron una especie de recomendación: si hay muchos inscriptos para salitas de 4 y 5, edad obligatoria, entonces deberían repensar la abertura de salita de 2 y 3. Porque hay que aceptar a los de edad obligatoria porque no queda otra y los otros…bueno, a esperar. Lo que no entienden los que nos gobiernan, es que estos jardines maternales no son depósitos de niños: son la puerta de entrada de muchos de ellos a experiencias que jamás tendrían en su entorno inmediato. Que esa educación inicial, como Melina Furman explica, es esencial para desarrollar aprendizajes para la vida.
Y sabemos que nuestros y nuestras docentes trabajan muchos contenidos importantes, entre ellos, la educación ambiental. Dario Alaniz, de “Yo amo mi playa” puede dar cuenta de ello, teniendo en su haber innúmeras charlas a las que fue invitado por los directivos de distintos establecimientos costeros para trabajar la cuestión ambiental.
Si les cerramos a los niños la posibilidad de aprender desde el vamos, porque la educación a determinada edad no es obligatoria, dejamos de invertir en nuestro futuro. Si nos regodeamos en frases como “la educación es lo más importante que tenemos como país”, entonces pidamos que les abran las puertas a nuestros chicos.
La educación ambiental se transforma en un problema cuando significa solo campañas vacías de “no saques almejas”; se transforma en un problema cuando además, permitimos con la excusa de que no hay presupuesto, que los chicos se queden afuera de la posibilidad de apropiarse de contenidos referidos a su propio entorno. Esto dice mucho sobre las prioridades de un partido que necesita desesperadamente una fuerte inversión en el sector ambiental y elige invertir todo verano en traer a Kapanga en detrimento de la educación de sus niños. Nada en contra de Kapanga, pero existen derechos esenciales que están siendo vulnerados y requieren atención urgente.