[dropcap]E[/dropcap]n todas las columnas hablamos sobre diferentes problemáticas medioambientales de nuestro partido. Hoy, vamos a hablar un poco qué encontramos en él. Conocer nuestro entorno nos ayuda a cuidarlo. Por eso, conozcamos a una de las gaviotas que más facilmente podemos avistar en nuestras playas: la gaviota cocinera (Larus dominicanus). Puede parecer tan solo una clase de biología pero conocer nuestro medioambiente es mucho más que eso.
Conozcamos un poco sobre ella
En general, las gaviotas cocineras miden entre 55 y 66 cm de logitud tanto machos como hembras y ambos son iguales a simple vista. El plumaje de la gaviota cocinera adulta es blanco con las alas y la parte superior negras y tiene el pico amarillo con una mancha roja. Las gaviotas más jóvenes tienen un plumaje más grisáceo, con el pico y las alas gris oscuro. Fuera de la época turística, es más fácil su observación en las costas de nuestras playas. Durante la época turísticas, las vamos a encontrar comunmente donde se encuentran los restos dejados atrás por las personas. También, pueden observarse cerca del puerto o muelles de donde obtienen su alimento. Esto es porque tienen dieta generalista y oportunista; es decir, comen muy variado y lo que encuentran.
Son aves que han aprendido a explotar recursos alimentarios derivados de actividades humanas. En su dieta podemos encotrar peces, crustáceos, moluscos, insectos y alimentos encontrados en sitios mencionados anteriormente como basurales, puertos y muelles, donde encuentran carroña y otros desechos producidos por el hombre. En su estómago, estudios encontraron diferentes peces e insectos y restos de basura y descartes pesqueros. Cada tanto, cuando presto atención, puedo ver gaviotas cocineras en el muelle de Mar del Tuyú consumiendo los peces o restos de peces y carnada que los pescadores abandonaban. Uno puede pensar que esta adaptación es buena; sin embargo, por su capacidad de alimentación variada gracias a esta adaptación al entorno humano, su población ha aumentado en detrimento del crecimiento de otras especies por el comportamiento predatorio y territorial que las gaviotas cocineras tienen; son aves sedentarias y territoriales que protegen sus nidos con ferocidad a la vez que compiten por el espacio para asentar sus colonias con otras aves, robando sus huevos. A mayor número de gaviotas cocineras, mayor conflicto con otras especies que no poseen la capacidad de obtener su alimento de fuentes variadas. La gaviota cangrejera, también típica de la región del Partido de la Costa, es una de las especies en conflicto (y que lleva las de perder) con la gaviota cocinera. Ambas especies, como muchas otras, se establecen mayormente en colonias en el área de Punta Rasa, localizada al extremo sur de la Bahía de Samborombón por lo que la lucha por espacio es constante. Si a esto le sumamos que la protección ambiental que el municipio le otorga a una Reserva Natural como lo es Punta Rasa, podemos ir cantando una marchita fúnebre para las gaviotas cangrejeras.
Además de su capacidad de adaptación, la gaviota cocinera no tiene muchos depredadores naturales, siendo estos mayormente los gatos y perros domésticos, por lo que pueden expandir su población sin mayores inconvenientes.
La gaviota cocinera habita las playas cercanas a zonas de pastizales o vegetación típica de playas y dunas como jume y cortadera (Cortaderia selloana), esos mal llamados plumeros que encontramos todavía en los terrenos baldíos o cerca de la ruta. Estas plantas se desarrollan en las dunas fijas, los médanos de los que tanto hablamos, donde la gaviota cocinera nidifica. Es decir, si quitamos médanos, quitamos vegetación. Si quitamos vegetación, fragmentamos el hábitat en el cual la gaviota cocinera (y otras especies) se desarrollan. Si fragmentamos el hábitat de la gaviota cocinera, perdemos biodiversidad. Si perdemos biodiversidad, se reduce nuestra capacidad de enfrentar cambios climáticos o desastres naturales.
Como ven, conocer y observar una especie de nuestro partido ya nos muestra cómo todo se interrelaciona: a mayor intervención humano no controlada (inexistente gestión de los residuos sólidos y depredación del hábitat natural por ejemplo), mayor destrucción medioambiental. La gaviota cocinera hoy tiene una población superior porque supo adaptarse al ser humano; esto sucedió porque fue forzada a cambiar hábitos: su entornos natural fue saqueado y modificado (los médanos donde nidifica, la vegetación en la cual se resguarda, la dieta que tenía) y hoy, adaptada, puede llegar a ser una amenaza para otros. Esos otros que muchas veces no nos importan, son esa biodiversidad que nos protege de los desastres naturales que en general los políticos suelen llamar de “tragedias”, “la naturaleza haciendo de la suyas” cuando en realidad, la naturaleza no tiene la culpa.
A mayor biodiversidad, mayor resiliencia, o sea, mayor capacidad de enfrentar situaciones adversas y superarlas.
La gaviota cocinera es simplemente una de las muchas especies que viven en el Partido de la Costa y es una de las que mejor se adaptó. Piensen las implicancias de nuestro accionar sobre el medioambiente si solo una especie y su adaptación a nuestros hábitos de consumo, impacta tanto sobre las otras.