[dropcap]E[/dropcap]n otras columnas ya hablamos sobre la conformación histórica de nuestro partido y cómo esto nos ayuda a entender nuestra situación actual: la completa dependencia del turismo estival, la falta de servicios básicos en gran parte de la región, las inundaciones constantes, la depredación de los médanos, el ordenamiento urbano que solo favorece a los especuladores inmobiliarios y la inacción estatal son solo algunas de las consecuencias de nuestro devenir histórico. Allí, se intercalan motivos sociales, económicos, culturales y medioambientales que son necesarios analizar para poder comenzar a vislumbrar soluciones.

Un modelo que entra en crisis
Es interesante mencionar que hasta casi la década de 30 del siglo pasado, la costa atlántica bonaerense no era considerada un terreno en que pudiera prosperarse. Eran tierras donde la agricultura y la ganadería encontraban innúmeros obstáculos para desarrollarse, la construcción de puertos se consideraba imposible por sus aguas bajas y se pensaba que nunca llegaría el tren hasta estos lados. En el imaginario de la oligarquía nacional de fines del siglo XX, el progreso estaba dado por la europeización de las pampas y este progreso solo era posible mediante la domesticación de la naturaleza. Nuestra zona costera pampeana era una región hinóspita, llena de médanos, anegadiza y pantanosa; nada atractiva para estos iluminados.
Sin embargo, la situación cambia con la crisis del modelo agroexportador en el que las clases dominantes sustentaban sus economías y sumado a los nuevos derechos que los trabajadores comienzan a adquirir como vacaciones pagas, se comienza a repensar la posible lucratividad de estas tierras inertes.
La necesidad de dar respuesta a la demanda de nuevos veraneantes, encuentra en el Partido de la Costa,situado a 350 km de Capital Federal y Gran Buenos Aires, una respuesta. La región así se transforma en un destino adecuado para captar a esta nueva ola de turistas que buscaban vacacionar cerca del mar y así, la zona costera pampeana comienza a experimentar una alteración en su espacio físico y social que la llevó a ser hoy uno de los principales centros turísticos de la provincia de Buenos Aires.

Durante los años de 1940 a 1991, el actual Partido de la Costa (que hasta 1978 perteneció al partido de General Lavalle) pasó de ser considerado poco favorable para la urbanización de acuerdo al imaginario de fines de siglo XIX a ser altamente valorizado a mediados del siglo XX por su potencial como producto consumible gracias al turismo masivo. De esta forma, el medioambiente se convirtió en el soporte de esta actividad, lo que a su vez trajo nuevas problemáticas sociales, económicas y ambientales que continuan siendo fuente de tensión en la actualidad.
En las próximas columnas, hablaremos de cómo sucede esta transformación a través del siglo XX.