Ganóoo Chacarita y eso nos alegra la vida. Nos cambia la semana y nos posibilita mostrar otro semblante de acá al próximo partido.
Un sólo cambio propuso Pisano respecto al 11 que perdiera en Bahía Blanca: la salida de Baima por Ibáñez. Al humilde entender de quien escribe, un poco arriesgada la decisión del cuerpo técnico.
De menor a mayor
Le costó hacer pie al Funebrero en el comienzo del encuentro porque la visita salió a buscar el partido desde el comienzo. A base de centros al 9, Rafaela complicaba a Chacarita porque ni Robledo ni Ledesma pudieron controlar, al principio, a Quiroga, y Bruera se mantuvo (gracias al cielo) clavado en la línea del arco.
Cada rebote quedaba picando en el área con peligro de gol claro para el arco tricolor. De a poco y con asociaciones entre Cano, Lucero y Joaquín Ibáñez, el funebrero fue alejando el peligro del área propia y llevando la pelota de cara al arco rival.
De esa manera llegó el gol: jugada combinada, remate rechazado y Juan Cruz González apareció sobre el segundo palo para aprovechar el rechazo y fusilar al arquero que poco pudo hacer.
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De la euforia a la desesperación
Tras el gol de Chacarita, Pisano se desesperó. Porque, insólitamente, el equipo se metió atras y trató de que no le llegaran. Claramente, esto último no pasó. Última jugada del primer tiempo, contra ataque 3 vs 2 para Rafaela, pelota cruzada dentro del área y Quiroga sobró la situación: con displicencia la tiró hacia el arco y con lo justo, sobre la línea, Lucas Bruera salvó lo que era el empate de la visita.
Entre lesiones y peligro
Así fue la segunda mitad. Si bien durante los casi 50 minutos de segundo tiempo la visita habrá llegado 3 o 4 con cierto peligro, la sensación era que el empate podía llegar y no porque el rival sea una tromba en ataque, sino porque Chacarita ya no tenía piernas.
Fue tal el desgaste en la primera parte que el físico les pasó factura a los de Pisano. Un golpe sobre Robledo y la lesión de Lucero (probable rotura de ligamentos) obligaron a realizar dos cambios que quizá el partido no necesitaba.
Cano tuvo sus chances de aumentar la ventaja pero la pelota se quedó del lado de afuera de la red y una jugada 4 vs 2 en la que resolvió tarde.
Para culminar una victoria sufrida, en la última del partido un zapatazo llovido que amenazaba con amargarnos la tarde hizo que Bruera se luciera sacando a mano cambiada una pelota impresionante.
Lo que viene
Se viene Los Andes en el Gallardón. Cancha siempre complicada pero que nos trae buenos recuerdos.