[dropcap]C[/dropcap]uando hablamos de fragmentación de hábitats nos referimos básicamente a interrumpir procesos que se dan entre los distintos seres vivientes y no vivientes de una región, hábitats que cumplen un rol importantísimo en la manutención de la biodiversidad. Nosotros vivimos en la región costera pampeana oriental, localizada entre Punta Rasa en la Bahía de Samborombón y la boca de la laguna de Mar Chiquita contando con una superficie total de aproximadamente 530 km2. Nuestras dunas costeras o médanos son acumulaciones de arena a lo largo del litoral marítimo originadas por la acción del mar y del viento por procesos de erosión y depositación. Y estos médanos y sus hábitats han sido y continúan siendo depredados por el accionar del hombre a niveles asustadores.
¿Se puede evitar esta fragmentación?
Sí, claro que se puede y se debe realizar esto a través del manejo de recursos teniendo en cuenta las relaciones humanas, ambientales, sociales, y económicas con la biodiversidad, porque, por más que nos encantaría mantener los médanos lindos como eran muchísimos años atrás, es imposible.
Primeramente, es necesario entender que las medidas a tomar no son a corto plazo, por lo que las políticas públicas deben superar la dicotomía elección-reelección a cada 4 años como objetivo último. Parece un sueño, pero en esta columna estamos hablando de lo que se puede hacer, no sobre si se lo quiere hacer. Estas medidas buscan minimizar los efectos de las acciones del ser humano en la que biodiversidad está siendo severamente afectada por las modificaciones sin precedentes inducidas por las actividades humanas sobre los ecosistemas y nuestraregión que es un ejemplo de esto. Históricamente, las construcciones se realizaron al nivel del mar, fijando dunas o quitándolas para favorecer la urbanización. Así, la edificación sobre la barrera medanosa es una de las principales causas de pérdida de dunas costeras y su biodiversidad por la fragmentación de hábitats de médanos. También, entre otros efectos de actividades antropogénicas, es decir, de los hombres, la urbanización ha causado erosión por drenajes pluviales cuya consecuencia ha sido la contaminación microbiológica de las aguas subterráneas. Para contrarrestar esto, se plantean estrategias adaptativas – es decir, respondiendo a la situación concreta con propuestas reales y no meramente conceptuales– de conservación y manejo. Algunas de ellas son:
- Fiscalización y control de construcciones sobre la línea costera. (Ejemplo: Prohibición de construcción de balneario)
- Retirada controlada y progresiva de balnearios sobre la playa en zonas de alto riesgo de erosión costera.
- Expropiación de inmuebles construidos sobre el frente costero (Ejemplo: Mar del Tuyú, ley 14664, 2014).
Es necesario incorporar a los diferentes sectores sociales que intervienen o se verán afectados durante este proceso y los posibles conflicto que puedan surgir para lograr un cambio efectivo. Sin embargo, en zonas de alta vunerabilidad o degradación, las acciones a realizar deben ser aquellas que brinden una solución cuyo objetivo sea la recuperación del sistema de dunas con mayor grado de éxito. O sea, hay momentos en los que se puede negociar. Y otros que no.
Como estrategia de restauración de áreas medanosas, se pueden adoptar las siguientes estrategias:
- Reconstrucción de dunas. (Ejemplo: acciones realizadas en el Municipio de la Costa con barreras móviles)
- Promoción de la acumulación medanosa en la playa a través de enquinchados o telas plásticas como también ya se ha realizado en el Municipio de la Costa).
En nuestra opinión, la restauración de áreas medanosas no puede ser trabajada sin antes analizar las relaciones existentes entre el manejo de los recursos naturales y los sistemas de acceso y propiedad de los mismos ya que uno de los mayores impedientos para la restauración y/o conservación de las barreras medanosas, ha sido las concesiones y permisos otorgados por los propios municipios para construcciones localizadas en estas áreas. Es decir, antes de hacer nada, se debe tener en cuenta la cuestión de la posesión de la tierra y analizar quién, cómo y cuándo se obtienen permisos para construir y de qué forma son realizadas ventas de terrenos a menos de 100 m de las barrera medanosa.
Si la cuestión de la fragmentación de hábitats y la pérdida de biodiversidad no les importa a quienes se encargan de las politicas públicas, tal vez deberían entender que sin las barreras medanosas el Partido de la Costa queda vulnerable frente a las nuevas realidades ambientales y esto afecta a niveles socio-económicos como la falta de un paisaje susceptible de ser explotado económicamente.