[dropcap]E[/dropcap]n esta última entrega sobre la fragmentación de los hábitats de las dunas costeras o médanos, vamos a hablar de una estrategia más para evitarla: la recuperación de la fauna nativa.
Si ya han escuchado nuestras columnas sobre la historia del Partido de la Costa y su conformación, saben que la domesticación del paisaje por parte de los pioneros fue feroz; uno de los mayores obstáculos y que fue superado de una forma absolutamente contraria a cualquier gestión ambiental que busque preservar la ecología del lugar, fue la de fijar los médanos. Esto se buscaba para edificar, para urbanizar, para sacarle la cara de pampa playera a nuestra región y dejarla más a la spa europeo. Entoces la fijación de médanos, la remoción de arena, las construcciones y la erosión consecuencia de estas acciones, fueron reduciendo las áreas de vegetación nativa compuesta por, por ejemplo, gramíneas, esos pastitos que ves que crecen entre la arena o esos famosos mal llamados plumeros que vemos en los baldíos. En los humedales, nuestra ecorregión, la vegetación nativa son comunidades juncáceas con la tótora (Scirpus calfornicus) como especie dominante y el hunco negro (juncus acutus). Sin embargo, con el avance de las urbanizaciones, ésta fue desapareciendo o quedando reducida a espacios fragmentados. El proceso de asentamiento humano sin planificación ocasionó un incremento de los invasores biológicos, que son especies que se establecen en nuevas áreas en las cuales proliferan, se distribuyen y persisten en detrimento de especies y ecosistemas nativos.
La mano destructora del hombre
Estas fueron cosecuencias exclusivas de las acciones del hombre, que no quede dudas. Ya comentamos que la pérdida de vegetación nativa como la pérdida de diversidad en general, está asociada a la creciente urbanización de la región que carece de una legislación fuerte y efectiva que promueva un ordenamiento espacial que tenga en cuenta el impacto ambiental que produce. Así, algunas de las consecuencias que se dan en las esferas económicas, sociales y ecológicas son la pérdida de calidad paisajística con la consecuente disminución de la demanda turística y crisis económica de la región altamente dependiente de esta actividad. Uno de los motivos de la escasa preocupación por la degradación de los ecosistemas y los servicios que estos generan, reside en el “optimismo tecnológico” imperante en buena parte de la sociedad, apostando los diversos municipios de la región a acciones de mitigación que pocas veces tienen resultados a largo plazo. En lo ecológico, la vegetación es un recurso esencial de muchas especies de los hábitats de médanos, en la que encuentra protección y sitios de nidificación. Recordemos la explicación de la semana pasada sobre la lagartija de las dunas, cuyo número de individuos ha disminuido por causa de la depredación de su hábitat en los médanos.
Para evitar esto, existen estrategias de adaptación de fácil aplicación; es decir, entendemos que no podemos evitar al hombre y sus acciones, entonces nos toca adaptarnos a esta nueva realidad e intentar no empeorarla. Y las opciones entonces son simples:
- Evitar la fijación de médanos costeros con especies exóticas en detrimento de los espacios del pastizal nativo que incluyen gramíneas. Caso deba realizarse, elegir plantas que no afecten los espacios mencionados.
- Regular la circulación de vehículos (cuatriciclos, 4×4, etc) estableciendo espacios determinados para estas actividades.
- En el caso de realizarse urbanizaciones, preservar la playa y la franja de dunas frontales.
En torno a las medidas de restauración, se proponen las siguientes basadas en estudios realizados sobre la vegetación nativa:
- A través de políticas municipales, inhibir los procesos que causan la continua alteración de la flora nativa.
- Determinar las formas de uso por parte de las comunidades locales para favorecer la recuperación de calidad, diversidad y funcionalidad a nivel ecológico, genético y paisajístico
- Establecer medidas de fitoremediación según necesidad local.
Adaptando las palabras de los autores del texto “Biología de Conservación, nuevas estrategias bajo diferentes perspectivas” (2002), consideramos una premisa urgente el mantenimiento y restauración de la diversidad de especies, hábitats y/o ecosistemas y para esto, el apoyo administrativo resulta fundamental.
Si no, ya saben, empiecen a pensar en sus casas como un nuevo parque acuático.
*Las tres entregas de la columna fueron basadas en trabajos realizados para el posgrado de la Universidad Nacional de Quilmes “Ambiente y Desarrollo Sustentable”. Mucho de lo compartido aquí fue extraído de bibliografía obligatoria del posgrado mencionado.