Este verano uno de los noticiones no fue que venía alguna banda de moda a la Costa ni que la temporada no iba a ser buena: el verdadero notición fue algo más trágico. Nos estamos quedando sin playas. En diferentes diarios se informaba lo que vemos años tras año pero ahora con un estudio de la Universidad de Mar del Plata que respaldaba esta obviedad. Expertos como Federico Isla y Jorge Codignotto, ambos investigadores del CONICET y varias veces mencionados en nuestras columnas, advirtieron que las playas bonaerenses están perdiendo en torno de un metro por año.

Esto no significa que a cada año tenemos un metro menos de playa; es un promedio. Es decir, hay años que no hay retroceso y hay años en los que los hay. Lo importante es lo alarmante de la situación.
La problemática viene de hace varios años y ha sido advertida varias veces por distintos especialistas. Se avisó que había que tomar medidas con respecto al accionar del hombre sobre las costas pero nadie escuchó. Ni escucha.
La problemática viene de hace varios años y ha sido advertida varias veces por distintos especialistas. Se avisó que había que tomar medidas con respecto al accionar del hombre sobre las costas pero nadie escuchó. Ni escucha.
Un ejemplo claro es que, a pesar de lo que ya todos sabemos, se continúan permitiendo construcciones en zona de médanos y costanera. Hace unas semanas por ejemplo, vimos con indignación cómo era vendida una gran parcela de playa (con cordón medanoso incluido) en Costa Esmeralda. O cómo un propietario del mismo barrio privado tenía su tranquerita encima de la línea costera, como para levantarse y aprovechar de su propia playa privada todos los días. Sucede cuando se permite la extracción de médanos para tener una visión más linda de la ventana de tu hotel. O para construir un nuevo balneario.
¿Por qué esto hace que retroceda la playa?
Porque al construir en zonas costeras o de médanos, alteramos el equilibrio natural entre médano y playa y la circulación de arena. La arena que se va, si alterado el equilibrio, no vuelve. A esto hay que sumarle que el cambio climático es real y que se espera que las olas aumenten de altura unos centímetros a cada década por causa de vientos del Este más frecuetes y un poco más intensos. O sea, perdemos arena y ganamos agua.
¿Se puede hacer algo más además de parar de construir?
Se pueden hacer muchas cosas, entre ellas, estudios reales de mitigación y recuperación como ya hablamos de la fragmentación de los hábitats de las dunas costeras. Y escuchar a los expertos. Un ejemplo más a sumar al montón de desastres que se realizan en nuestro partido, son los famosos gaviones de Mar del Tuyú. Los gaviones son estructuras de alambre con piedras adentro que se colocan en la franja costera para evitar el avance del agua.

Gaviones: la estocada final
El problema es que para que sirvan, el agua ya tiene que estar aquí. Es decir, no recuperan, no mitigan el retroceso de la playa. Codignotto, doctor en Geología, llamó a los gaviones “La Solución Final de Las Playas” porque son erosivos por naturaleza y las achican con las sudestadas entre otras cosas. En pocas palabras, no sirven para recuperar las playas. Uno de los más reconocidos geólogos que trabaja hace años con la cuestión de la erosión costera dice que los gaviones son un golpe mortal para las playas bonaerenses. ¿Qué hace el municipio? Levanta gaviones.