La economía ambiental intenta ponerle un costo al uso del medioambiente y a las consecuencias de las actividades que realizamos dentro de él, sean éstas buenas o malas. ¿Cómo entender esta economía ambiental en el contexto del Partido de la Costa?
Contextualizando
Como ya contamos en otras columnas, el Partido de la Costa se encuentra a 320 km de Capital Federal, ofreciendo un espacio de veraneo muy tentador para quienes allí viven así como también a los habitantes del conourbano bonaerense. También, ya hemos comentado que hasta la década del 30 y 40 del siglo pasado, la región era considerada un territorio de poco valor económico. Pero todo cambia en la primera mitad del siglo XX con la democratización del descanso y durante los años de 1940 a 1991, el actual Partido de la Costa pasó de ser considerado poco favorable para la urbanización de acuerdo al imaginario de fines de siglo XIX a ser altamente valorizado a mediados del siglo XX por su potencial como producto consumible gracias al turismo masivo. En estos años, la necesidad de dar cuenta de la demanda turística transformó la región a partir de su ocupación, modificación y reordenación del espacio territorial, entendiendo al mismo como un espacio natural como objeto de consumo turístico. De esta forma, el medioambiente se convirtió en el soporte de esta actividad, lo que a su vez trajo nuevas problemáticas económicas, sociales y ambientales que continuan siendo fuente de tensión en la actualidad.
A partir de estas informaciones, podemos decir que, históricamente, el Partido de la Costa se ha desarrollado en torno a una sola actividad productiva: el turismo. El desarrollo productivo del municipio y sus localidades ha dependido y depende exclusivamente de un estilo de desarrollo que entiende al ambiente como una externalidad.
¿Qué es una externalidad en economía?
Las externalidades son actividades que afectan a otros sin que estos paguen por ellas o sean compensados. Usemos al medioambiente para explicar esto. Un ejemplo crudo de externalidad se ve cuando analizamos el consumo de los países desarrollados y la necesidad de suplir esta demanda a partir de la producción de países menos desarrollados. Veamos a Argentina: para suplir la demanda de carne de la Unión Europea se ha deforestada el bosque chaqueño de forma irracional, llegando a afectar un sector del tamaño de veinte capitales federales según el último informe de Greenpeace. Es decir, para la Unión Europea y los empresarios que quieren ganar plata sin importarles nada, el medioambiente (y nosotros) somos una externalidad: ellos realizan sus actividades, ganan dinero y el costo ambiental, social y económico, lo pagamos nosotros.
A pesar del ejemplo, las externalidades pueden también ser positivas. Las positivas son cuando alguien, una empresa o persona no recibe todos los beneficios de sus actividades y generalmente, traspasa estos beneficios a otros, como puede ser la sociedad. Un ejemplo hablando de medioambiente, sería tener paneles solares en tu casa y producir más energía limpia que la que consumís y devolver ese excedente a la red pública. Pero las negativas, que son cuando se realizan actividades en detrimento del medioambiente de forma negativa y quienes son responsables de estos impactos negativos, no pagan por su costo y lo transpasan a otros, en general, a la sociedad, son las que más abundan.
Ahora, centrémonos en nuestro partido
En nuestro municipio se realizó el Enduro, una carrera de motos que pasó por un área protegida y que, aunque no estuviera protegida, sabemos que su deterioro nos afecta directamente ya que aumenta el retroceso del frente costero, interrumpe la dinámica de la cadena medanosa, posibilita a través de esta interrupción la entrada de agua salada en el único acuífero que abastece a nuestra región de agua dulce, es decir, nuestra agua potable y afecta a la biodiversidad de nuestra región, esta biodiversidad que cuanto mayor es, más resiliencia o protección al cambio climático nos ofrece. Sin contar, claro, que destruye nuestra principal fuente de ingresos: la playa. Sin embargo, y a pesar de algunas protestas de vecinos y turistas de la región, el evento se realizó y se promovió con bombos y platillos. No faltó aquel (o aquellos infelizmente) que lo celebraban porque traería dinero a una economía en claro debacle. Esto es un claro ejemplo de entender a nuestro ambiente como una externalidad; mientras podamos explotarlo y hacer dinero ahora, que el pato lo paguen otros.
El Partido de la Costa se ha caracterizado desde su surgimiento como centro turístico por considerar a la naturaleza como proveedora de bienes y servicios (la playa, la pesca, las actividades de ocio); sin embargo, no hay ningún flujo hacia el medioambiente. La contaminación y depredación quedan fuera del análisis económico que se realiza al finalizar las temporadas o feriados prolongados y solo se consideran los ingresos que el turismo ha proporcionado. El costo ambiental queda de lado así como cualquier tipo de medida mitigadora o de recuperación.
La semana que viene vamos a analizar los posibles efectos del cambio climático en la región desde una perspectiva económica. ¿Cuánto nos cuesta tratar al ambiente costero como una externalidad? ¿Qué nos va a pasar como comunidad? ¿Vamos a poder pagar los costos que estamos poniendo en nuestro saldo deudor?