Esta semana vamos a analizar uno de los costos económicos que implica ignorar al medioambiente: la pérdida de playas por el retroceso costero.
De acuerdo al informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de 2018 (IPCC en su sigla en inglés) el aumento del nivel del mar sería uno de los efectos más importantes del cambio climático. Este aumento tendría como consecuencia el retroceso del frente costero, una problemática presente en los días de hoy en el Partido de la Costa que se vería agravada aun más por este hecho. Actualmente, el Partido de la Costa cuenta con algunas de las playas más afectadas por la erosión costera de origen antrópico; gran parte de sus costas presentan un coeficiente de vulnerabilidad entre alto y muy alto (Lasta, 2010), coeficiente que determina el comportamiento de las costas frente a procesos como el aumento del nivel del mar o a la erosión del área costera. A mayor vulnerabilidad, mayor degradación ambiental.
Algunos datos
La urbanización del espacio costero en el territorio del Partido de la Costa ha sido masivo y sabemos que es uno de los motivos principales del retroceso del frente costero, alterando la frágil dinámica del ambiente. Esto tiene consecuencias directas sobre nuestro entorno natura y una de ellas como dice Carlos Lasta, (2010) es ”la alteración en el equilibrio de la dinámica natural costera, produciendo e intensificando fenómenos como el retroceso de la línea de la costa y el descenso del nivel de playa”. Sumado a esto, también tenemos las informaciones provistas por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (2009). Partiendo del análisis de los datos que se trabajan desde la década del 70, se arriba a la conclusión de que existen claros indicios de aumento de la erosión costera, mencionando que en localidades como el Partido de la Costa, este incremento es destaclable, especialmente entre las décadas del 80 y del 90. Sabemos entonces que el deterioro del frente costeros por factores directos (como la explotación de arena en zonas de playa con fines constructivos o de relleno y la depredación y degradación de dunas costeras entre otros) e indirectos (como la interrupción de la dinámica litoral por construcción, forestación y urbanización de campos de dunas interiores), generan una serie de problemas ambientales que pueden llevar al desaparecimiento de las playas.
Dicho todo esto, debemos aclarar que las proyecciones de los escenarios climáticos han determinado que la mayor parte de las costas argentinas no van a sufrir inundaciones permanente en este siglo; pero sí se advierte que aquellas playas cuyo frente medanoso haya sido ocupado por asentamientos urbanos o por forestación, “podrían llegar a perder su extensión en forma gradual o desde el punto de vista turístico y económico para las distintas localidades afectadas” (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, 2009). Es decir, playas como las nuestras en las que los médanos han sido devastados con construcciones o forestaciones que buscaban fijarlos, se pueden quedar sin playas y perder su sustento económico. Más claro, echale agua.
Podemos reconocer que existen factores de erosión de origen natural como las variaciones en el nivel del mar y aquellos que traerá el cambio climático en los próximos años; sin embargo, son los factores de origen antrópico, aquellos producido por los hombres, que han acelarado y potenciado la erosión costera de la región. Sin medidas urgentes de mitigación y restauración, los posibles efectos negativos del cambio climático sobre el frente costero se incrementan aun más, previendo también futuros problemas económicos y sociales en una región altamente dependiente de su principal atractivo: las playas.
Algunas preguntas
¿Qué hará el Partido de la Costa sin sus playas? ¿Cuál será la fuente de ingresos de nuestra población cuando la única actividad que se desarrolla aquí es el turismo no sostenible? ¿Cómo sobrevivirá el municipio sin turismo? Esto no es algo que puede pasar; ya está pasando. Estamos frente a un retroceso costero que nos deja playas minúsculas o directamente sin playas cuando llueve un poco o crece el mar. Tenemos construcciones sobre los médanos que continúan siendo autorizadas. Particulares y otros sacan arena de las pocas playas que nos quedan.
¿De que vamos a vivir si destruimos aquello que nos mantiene? El costo económico de ignorar a nuestro medioambiente es este: un pueblo muerto.
Sin una correcta planificación, la urbanización del Partido de la Costa puede terminan conformando un frente urbano ininterrumpido, causando daños irreversibles a los procesos dinámicos que mantienen el bioma local. El resultado ambiental sería altamente preocupante y junto a él, estaríamos frente a otros problemas de índole socio-económicos devenidos de la ausencia del turismo y otras actividades económicas como la pesca por causa de la