En pleno siglo XXI sorprende que todavía se le pida a las autoridades que traten temas referidos al reciclaje, a la gestión de residuos, al agua potable y los basurales a cielo abierto como prioridades en sus agendas políticas. Sin embargo, aquí estamos, hablando de todo esto y exigiendo que los distintos gobiernos de turno empiecen a actuar en concordancia con una realidad que nos está contaminando.
Los basurales a cielo abierto son un crimen ambiental y según la Ley de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos sancionada por las autoridades de la provincia de Buenos Aires:
Es decir, existen además dos leyes, una siendo la Ley General del Ambiente a nivel nacional y la otra, la Ley Integral del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, que de una forma u otra prohiben el establecimiento de este tipo de basurales e instan a buscar soluciones a esta manera de gestionar los residuos. Además del daño ambiental que provocan, disminuyen la calidad de vida de los habitantes exponiéndolos a un mayor riesgo sanitario por favorecer la propagación de insectos y roedores que actúan como vectores de enfermedades.
No obstante todo esto, aquí, a pocos km del Partido de la Costa, tenemos un tremendo basural a cielo abierto donde todos nuestros residuos terminan siendo depositados y no tratados. Los vecinos de General Lavalle que conviven con esta manera ilegal de deshacerse de la basura ya han denunciado la contaminación del agua, del aire y la falta de respuestas por parte del gobierno local, provincial y nacional. El Partido de la Costa es otro municipio que parece no conocer la situación pero es el principal responsable de los residuos que recibe el basural por lo que no podemos hacernos los sordos o los ciegos; en algún momento la basura nos va a tapar a nosotros también si no empezamos a exigir formas sostenibles de lidiar con ella.
Pero, ¿por qué siguen existiendo estos basurales si son tan terribles para el ambiente y para quienes viven en él?
La respuesta es muy clara: es más barato tirar la basura en un terreno bladío cualquiera y que en algunos años, algún otro gobierno se preocupe por el problema que lidiar con él y resolverlo. Siguiendo esta lógica podemos entender porqué los gobiernos de turno no tienen interés en crear un plan de gestión de residuos coherente con la realidad del siglo XXI. Es un gasto que tal vez ni siquiera sea visible para promoverse en una futura reelección. Es algo que no se ve tan claramente y no sirve para la campaña del siguiente año como sí se ve el “embellecer la costanera”.
Lo que no comprenden nuestros gobernantes es que existe un costo económico (o varios) por cada acción no realizada para corregir este tipo de situaciones. Ya hablamos de las externalidades negativas, esos costos que no se consideran al pensar solo en los beneficios que alguna actividad económica trae y que generalmente, son costeados por toda la sociedad. El basural de Paraje Pavón es un ejemplo claro de esto: hoy es mucho más barato no actuar sobre este accionar ilegal pero mañana, esto va a traer problemas de salud para las personas que allí viven que serán probablemente atendidos en hospitales públicos, abandono del lugar y con la caída demográfica, ausencia de producción y consumo, pérdida de calidad paisajística y otros costos económicos para particulares y para el propio estado que puede ascender a una suma que nadie va a querer pagar. Esto sin contar los costos ambientales, claro.
Entonces, la respuesta al porqué continúan existiendo estos basurales es simple: dinero.
Mientras se siga considerando al medioambiente como un gasto y no como una inversión, los basurales, como toda la inacción estatal para mejorar la calidad ambiental y proteger a nuestro entorno natural, continuarán siendo una constante en nuestros minicipios.
¿Querés ayudar a cerrar este basural? Firmá la petición lanzada por Amigos del Mar- Partido de la Costa para darle fin al basural de Paraje Pavón.