La semana pasada nos enteramos que un juez llamado Antonio Marcelino Escobar había dado marcha atrás a una ordenanza municipal que prohibía la pirotecnia en el Partido de la Costa. Cabe mencionar que es el mismo juez que dio marcha atrás con una normativa similar en Pinamar. Ambas decisiones fueron tomadas a partir del apelo que hizo Mario Ruschin, presidente de Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales para que se permita nuevamente vender pirotecnia. Para Ruschin, esto “es un alivio para las 60000 familias que trabajan en el área y al mismo tiempo, un revés para la venta ilegal de pirotecnia” (Infobae, 2019). El Municipio, por su parte, está apelando esta decisión. Una buena noticia para todos nosotros y una excelente actitud de quienes deben velar por nosotros y nuestro medioambiente.
Aquí entra la cuestión de pirotecnia sí o pirotecnia no. Y a pesar de que nos parece una respuesta obvia a la mayoría que nos preocupamos por los otros, sean estos seres humanos, animales o plantas, el tema es un poco más complejo así que vayamos por partes.
(Spot contra la pirotecnia del Partido de la Costa que muestra las consecuencias de su uso)
Ruschin habla de 60 mil familias afectadas por la decisión de prohibir la pirotecnia. No vamos a discutir el número, asumamos que esto es correcto. En momentos de crisis como el que estamos viviendo, es claro que las ventas de pirotecnia para las fiestas hacen una gran diferencia en los bolsillos de quienes dependen de ello. Sin embargo, con el criterio de que quita trabajo, podemos entonces dejar de lado las leyes que prohíben desechar residuos tóxicos en las corrientes de agua porque tratarlos cuesta más caro y así no se pueden contratar más empleados. O sigamos con el fracking en Vaca Muerta hasta que no nos queden más ríos porque le da trabajo a la gente de la zona. O qué tal ir a decirle a la gente de Gualeguaychú que tanto lucharon contra la planta de celulosa Botnia que se la aguanten, que la gente del otro lado del río estaba sin trabajo hasta que llegaron estos empresarios. Los nuevos tiempo exigen cambios. Sabemos las consecuencias de la pirotecnia, tanto que durante un pequeño recorrido que hizo la gente de Canal 11 por las playas de Mar de Ajó a principios de año, el conductor le preguntó a la gente si usó pirotecnia durante el Año Nuevo. Todos respondieron que no porque saben lo que trae: gente lastimada, incendios, animales aterrorizados y personas con autismo en crisis. ¿Para qué, para ver un par de luces brillantes? Objetivamente hablando, hace ya algunos años que vengo viendo cómo la cantidad de pirotecnia disminuye en la Costa, inclusive antes de la ordenanza. Algo está cambiando. El mercado es el que debe adaptarse a esto, no la gente al mercado, señor Ruschin. ¿Qué tal rever el producto con el cual trabajan las 60000 familias para encaminarse a un futuro sostenible?
El juez Escobar dice en su dictamen que “la prohibición violentaba ciertos artículos de la Constitución” que hablan básicamente de que no se puede interferir en el tránsito de mercancías y que las provincias no pueden ejercer mayor poder que el que ejerce el Estado Nacional. Es decir, un municipio nunca puede ir contra las leyes escritas en la Constitución y dice que “no puede haber mayor interés público que el irrestricto respeto de las normas constitucionales, internacionales y legales. Se satisface plenamente el interés público, cuando la misma Administración se adecua y cumple acabadamente lo dispuesto en el bloque de legalidad que la rige, respetando los derechos que encuentran amparo en nuestras Constituciones Nacional y de la Provincia de Buenos Aires”. (Infobae, 2019). En cuestiones de derecho ambiental, Argentina depende mucho de cómo el juez se para frente a las leyes. Según la cátedra que cursé el año pasado, necesitábamos jueces comprometidos con el medioambiente y las generaciones futuras. Y aquí entra la mejor forma de derribar un fallo de estos: el artículo 41 de nuestra Constitución que dice que
“Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.
Constitución Nacional
Entonces, el juez Escobar priorizó el dinero, el lucro y el comercio por sobre el desarrollo de toda una comunidad costera como la nuestra y la de Pinamar. Es decir, se basó en cuestiones monetarias y no medioambientales. Por eso, no tiene sentido su fallo: ¿qué es más importante, la plata o tu presente y futuro?
Ruschin también menciona la cuestión de las ventas ilegales. Esto no se discute como no se discute las trampas que los propios vendedores de pirotecnia hacen para vender de forma legal pero no ética. ¿Quién no recuerda en la temporada 2017/2018 el gran puesto de de pirotecnia en el Coto a la salida de Mar del Tuyú? No estaban haciendo nada ilegal; al final, el Coto está en General Lavalle. Pero todos sabemos que la gente que va a comprar allí no es de General Lavalle. Sí, la culpa es de quien compra sabiendo que no se debe. Pero no nos hagamos los santos de lo legal cuando la ética brilla por su ausencia con tal de vender algún que otro petardo más.
“Hace falta poner en práctica la empatía para entender lo nociva que es la pirotecnia”
Darío Alaniz, referente de Yo Amo Mi Playa
Por último quisiera mencionar algo que me sorprendió de sobremanera tiempo atrás. En una red social alguien publicó una campaña contra la pirotecnia. La cantidad de mensajes de personas diciendo que se dejaran de jorobar con eso, que las Navidades y Años Nuevos son para tirar cañitas voladoras y que los autistas se tapen los oídos, que los dueños escondan a sus perros y que si un nene se vuelva un dedo es culpa del padre y no del petardo eran abrumadores. Entonces, si falta todavía educación sobre las consecuencias nefastas que la pirotecnia tiene sobre los otros, si todavía tenemos tanta dificultad de ser empáticos porque somos hijos de otros tiempos, es necesaria la prohibición. Así como el conductor de Canal 11 contaba que la mayoría respondía que no a la pirotecnia y que esto era a raíz de tantas campaña de concientización, con ordenanzas como estas quién dice consigamos que en algunos años no hayan más chicos con dedos volados, personas con autismo con crisis de estrés, animales tranquilos y medioambiental protegido. Que los médicos no tengan que atender a una criatura sin un ojo, que los bomberos no tengan que apagar incendios, que los médanos no se prendan fuego.