Desde hace un tiempo además de las campañas en las que se pide que no tiremos basura en la playa y específicamente, que reduzcamos el plástico para que éste no termine en el mar, se le han sumado campañas para concientizar a la gente sobre las colillas de cigarrillo, sobre todo para no arrojarlas en la playa.
Los datos son alarmantes: alrededor de 6.5 billones de cigarrillos son comprados al año en el mundo, dando un total de 18 mil millones de cigarrillos por día. Y se estima que solo una tercera parte de las colillas van a la basura; el resto simplemente se arroja en el suelo. El problema es que estos filtros no se desintegran fácilmente: están hechos de un plástico llamado acetato de celulosa y además de no ser biodegradable, viene acompañado de metales pesados, nicotina y otros químicos que fueron absorbidos durante su fabricación.

Las colillas de cigarrillo se han tornado una preocupación ambiental muy grande: son una de las principales causas de la contaminación marina, no solo por su componente químico sino también por ser plástico llegando al mar. Y como ya hemos oído, los microplásticos, pequeñas partículas de plástico que terminan siendo alimento de la vida marina (y también nuestro), se conforman con todo aquello que lleva este material en su fabricación. Siendo que las colillas de cigarrillo son hechas con un tipo de plástico y son una de las principales causas de contaminación marina, la cuenta es fácil de hacer.
Además, cada colilla de cigarrillo puede contaminar hasta 50 litros de agua dulce según la organización Ocean Conservancy ya que el filtro conserva la mayoría de la nicotina y el alquitrán del cigarrillo y según BirdLife, una entidad que se ocupa de la conservación de las aves a nivel mundial, de 8 a 10 litros de agua de mar. Sumado a esto, está el efecto del humo del cigarrillo en el ambiente. Según la Asociación Española Contra el Cáncer se estima que los consumidores de tabaco producen 225 mil toneladas de dióxido de carbono que equivalen aproximadamente a las emisiones producidas por 12 mil autos que realizan recorridos de 10 mil kilómetros. Y de acuerdo a un informe realizado por la revista Tobacco Control, el humo del cigarrillo provoca que aumente hasta 10 veces más las partículas contaminantes en el aire que lo que produce el humo de algunos autos con motores a diésel.

Otra cuestión preocupante llega de la mano de un estudio realizado en una una universidad de Inglaterra este año en el que llegaron a la conclusión de que las colillas de cigarrillo pueden reducir las tasas de germinación y el crecimiento de las plantas además de que los investigadores las consideran la basura más abundante en el planeta producida por el ser humano. A partir de una experiencia realizada con colillas descartadas, concluyeron que el estudio muestra el potencial que tienen las colillas de reducir el crecimiento y la productividad primaria a corto plazo de plantas terrestres.
Cifras escalofriantes
En 2014 los fumadores costaron aproximadamente 24.000 millones de pesos al sistema sanitario argentino. Se gastó ese valor para atender a las personas que ingresaron a él por problemas relacionados al consumo del tabaco. Y la degradación ambiental, de la cual el cigarrillo como los datos muestran es en parte responsable, le costó al país 2016 8% de su PBI.
Fumar o no fumar y el cómo descartar las colillas es más que una cuestión personal. Es una cuestión social, sanitaria, económica y ambiental. Es una decisión que nos trasciende. Hay cosas que no tenemos muchas opciones para elegir: comer orgánico o no por ejemplo muchas veces no está a nuestro alcance. Pero la elección de fumar o no es nuestra, entera y completamente nuestra.