En medio de una pandemia, la educación ambiental parece ser cosa de otro mundo. Al final, nadie puede salir y nadie puede estar en contacto con el exterior. Entonces, ¿de qué educación ambiental hablamos si no podemos salir a ver las plantitas y los pájaros?
Hablamos de la educación ambiental, sí, en casa. Porque educar para el ambiente no es solo contar con un espacio abierto donde veamos a bichitos y plantitas “in natura”. Educación ambiental es enseñar a respetar y cuidar a ese mundo (y personas) que nos dan alimento, ropa, agua, gas y todo lo que nos permite vivir en este siglo XXI.
Es entender de dónde viene lo que usamos. Lo que comemos. Lo que nos entretiene. Lo que nos gusta. Es saber que todo lo que consumimos viene de algún lugar y que se produce de alguna forma. Que puede ser justa o injusta, sostenible o no. Que no es lo mismo hacerte una leche de castañas de caja que hacerte una leche de avena, que el impacto ambiental no es el mismo. Es entender que la alimentación que elegís, sea omnívora o vegana, tiene un costo ambiental y que muchas, pero muchas variables intervienen en esa decisión. Es informarse para realizar esas elecciones de manera consciente.
La educación ambiental es que los chicos (y grandes) aprendan que el agua potable es un recurso finito. Que lavar los platos con la canilla abierta o cerrada hace la diferencia. Y preguntarse por qué. Y si no podemos respondernos o responder a nuestros hijos, investigar la respuesta.
Es apagar las luces que no usamos y saber que la energía le cuesta al planeta y comprender que la transición a las energías renovables es una necesidad. Pero también lo es saber cómo se va a realizar esa transición.
Es consumir por temporada, conocer los vegetales, las legumbres y frutas de época. Intentar comprar aquello que sabemos que florece y crece en estos meses.
Es aprender a cocinar con restos. Es no desperdiciar.
La educación ambiental es enseñarles a tus hijos que si se rompe, se arregla, Que los juguetes se pueden hacer con cartón. Que entretenernos puede ser gratis. Es solo robarle un par de ideas al pasado si no tenemos imaginación. O al Pinterest.
La educación ambiental es plantar el famoso poroto con papel secante y algodón. Que donde hay una semilla, hay vida. Que el agua es importante para todos. Que el agua potable es necesaria para vivir. Que tenemos que cuidar el agua. Y que como esta columna muestra, todo es un circulo.
La educación ambiental es circular: nos encontramos donde comenzamos. En el cuidado del ambiente. En el cuidado de la vida.