Un investigador y delegado gremial porteño del CONICET aseveró que la mayor parte del plantel de científicos que trabaja en el ente es becario y que se encuentra atravesando, desde antes del decretarse la cuarentena, pésimas condiciones laborales e importantes retrasos salariales.
Gonzalo Sanz Cerbino, además autor de un libro en donde denuncia al poder político económico y retrata lo sucedido en el boliche Cromañón a fines de 2004, admitió también que en la entidad científica se disponen despidos de personal en plena pandemia y se observa falta de insumos para llevar a cabo las investigaciones.