Ayer se cumplieron 42 años de la creación del Partido de la Costa. En realidad, lo que se creó fue el Municipio Urbano de la Costa. El decreto se firmó el 11 de abril de 1978 y junto con nuestro municipio que se separa de General Lavalle, se crearon también los municipios urbanos de Pinamar y Villa Gesell. El argumento esgrimido fue el rápido crecimiento de estas localidades gracias al auge del turismo. En nuestro caso, otro de los argumentos fueron las dos realidades que ambas regiones tenían: una, General Lavalle, netamente rural, y la otra con un frente costero atractivo para la explotación turística. De cualquier forma quedó constituido nuestro municipio que ocupa una franja de 96 km de longitud y que tiene entre 2 y 4 kilómetros de ancho a partir de la línea costera. Un invento que lo único que parece permitirnos es la explotación de los bienes y servicios ambientales que la playa y el mar nos ofrecen. Luego en 1983 nos llamaríamos Partido de la Costa con la vuelta a la democracia pero eso no cambió el hecho de que seguimos siendo un trechito con la única finalidad productiva de aprovechar la temporada estival.
Sabemos que el nuestra región antes del auge del turismo de sol y playa, ese en el que las personas solo disfrutan de… bueno, el sol y la playa, era el fondo trasero de las chacras de familias potentadas. Sabemos que cuando Mar del Plata comenzó su declinio elitista se comenzó a buscar otros lugares para vacacionar y sumado a que años después se democratizaron las vacaciones, es decir, los trabajadores ganaron el derecho a vacaciones pagadas, la corrida por lotear y construir terrenos próximos a la playa fue un hecho.
Así en las décadas subsiguientes y sin ninguna consideración por el entorno natural, se urbanizaron médanos, se forestaron calles, se destruyeron biomas y se domesticó la naturaleza para continuar construyendo y aprovechando lo único que parece ser que esta franja de 226 km2 tiene: playa, playa y más playa.
El reino del revés
Lo interesante de todo es que conforme fueron apareciendo las consecuencias ambientales de esta domesticación, se intentaron algunas tímidas legislaciones sobre el asunto que no tuvieron ningún efecto real y se continuó haciendo lo mismo que antes. De hecho, hablamos siempre de las legislaciones que no permiten construcciones en el frente costero, del no tránsito de vehículos en la playa y de la no depredación de los médanos que nos quedan. ¿Y qué tenemos? Costa Esmeralda, Enduro en un área protegida y balnearios que sacan médanos y construyen impunemente (a menos que alguien los vea, claro). En 42 años ha cambiado poca cosa. Mejor dicho, en mucho más que 42 porque nuestra historia como villa turística se remonta al comienzo del siglo XX.
¿Qué podemos rescatar entonces durante esta celebración? Lo positivo, claro. Que hoy, a 42 años de la creación del municipio contamos con una conciencia ambiental mucho mayor. Que hoy, a 42 años de ese día, los costeros ya no se quedan impávidos mirando cómo se destruye lo que resta de entorno natural. Que hoy, y a pesar de que han pasado más de 42 años de la conformación real de nuestra región como destino turístico, ya no nos vemos como una villa turística: somo mucho más. Somos las cortaderas, somos las gaviotas, somos los cangrejos de Punta Rasa, somos los médanos que restan, somos la resiliencia.
Feliz cumpleaños, región. Por muchos años más construyendo sostenibilidad.
Foto principal: atardecer en Mar del Tuyú. Florencia Cucchi.