La alegría me invade hermano funebrero ¿para qué te voy a mentir? Si la vida es mucho más linda cuando gana Chacarita, aunque la victoria no debe taparnos la continuidad del mal momento del equipo. Todo análisis debe comenzar desde el principio.
Aldirico (técnico e hincha de Chacarita) decidió dos modificaciones para el partido ante Almirante Brown. La salida de Mazur por Silcan y el regreso de Gallegos por Álvarez Morinigo, la vuelta del 4-4-2 permitía que Insúa se vuelque sobre el ataque con mayor libertad y así darle una nueva opción.
TODO SALIÓ MAL
Cuando comenzaba la transmisión de Mundo Chacarita, en la previa al partido, anunciábamos que el equipo de (hasta hoy) Benitez es de los que proponen en todas las canchas, atacando por los costados, siendo vertical y encontrando con rapidez los puntos flojos del rival. Todo eso, pasó.
Ni en la peor pesadilla de cada uno de nosotros estaba el NEFASTO primer tiempo que hizo Chacarita. No hubo orden, no hubo inteligencia para defender, mucho menos para atacar. Fueron 45 minutos vergonzosos y no exagero.
La fuerza del conjunto visitante era abrumadora, pero no podía convertir, Tripodi desactivó 2 o 3 jugadas muy claras de peligro, hasta que por una jugada fortuita tras un tiro de esquina, el 10 del conjunto de amarillo pudo mandarla al fondo de la red.
Almirante Brown fue superior en todas las líneas durante 43 minutos del primer tiempo. Porque hubo dos en el medio en que el funebrero pudo haber marcado el primero de pelota parada. Todo el resto fue del conjunto de Casanova. Para peor, desde el banco la orden fue para que Mazur incremente su entrada en calor.
El amor propio pudo más
El segundo tiempo comenzó con el ingreso de Mazur por Barquett, de muy flojo partido. Más allá del resultado final uno debe ser sincero y expresar lo que sentimos todos.
Cuando el cartel mostró el número 16, muchos pensamos que Aldirico estaba vencido.
Con Centurion y Ríos diez metros más adelantados en el terreno, el funebrero tuvo mucho menos campo para recorrer de cara al arco de Ramírez, por eso la pelota empezó a llegarle a Nieto, a Insúa.
Si bien los primeros minutos fueron la continuidad del primer tiempo -de hecho Almirante Brown tuvo dos oportunidades clarísimas (un cabezazo que controló Tripodi y otro pelotazo frontal que el 10 desperdició mano a mano)- de a poquito y con más ganas que fútbol, Chacarita lo fue llevando a terreno propio al visitante.
A los 16, comenzaba el milagro. Centro desde la esquina izquierda de Nieto y frentazo de Ríos que esta vez le cambió el palo a Ramírez mientras lo agarraban de todos lados y convirtió el empate.
Allí, Chacarita sacó lo que muchos pedimos si no hay juego: el fuego sagrado.
Ese fuego que debe quemar el pecho cuando se siente la estrella de 1969, ese fuego que debe salir cuando de lo que practicas en la semana no te sale absolutamente nada. Eso tuvo Chacarita.
De un momento a otro, Centurion y Rios cerraban con el alma cada vez que los laterales dejaban el hueco, Mazur entendió que a veces hay que marcar y a veces pasar. Baiardino siguió luchando cada pelota como si hubiese salido desde el polideportivo, Insúa debe estar corriendo con el corazón en la mano sobre la banda izquierda.
Si no hay fútbol, que haya ganas
Después del empate, el funebrero intentó serenarse y buscar los espacios que comenzó a otorgar Almirante. Serenidad que se veía trunca cuando Ibáñez (de mal partido) perdía fácil la pelota y permitía una contra rival.
Así y todo siguió buscando, siguió intentando. El ingreso de Matías Sánchez le volvió a cambiar la cara al equipo que iba a tener un conductor. Gallegos sobre los 26 del segundo tiempo y de contragolpe habilitó rápidamente y de una manera magnifica a Nieto que se fue solo de cara a Ramírez y la tiró larga. No sé, ni siquiera en el fervor del hincha en la cancha se puede entender el penal que nos regaló el árbitro.
Pero como todo redondo no nos podía salir, El 1 tapó el remate de Nieto desde el punto penal. Descontrol en el banco suplente que provocó una pelea en la zona del túnel y en la de cabinas un infradotado festejó el penal golpeando el acrílico como si fuese la final del mundo. En Casanova no nos permitirían eso, acá pasó como si nada.
Sobre los 30 minutos, tras un gran aguante de Baiardino, el funebrero avisó de tiro libre. Sánchez le pegó con mucha calidad, pero le faltaron algunos centímetros para lograr el grito sagrado de GOL.
A partir de allí fue cantar la falta y resto, todos arriba y pedirle a quien creas (Dios, la virgen, los espíritus, los santos, el universo) que entre una pelota más. Lo necesitábamos como el aire.
Insúa tuvo una mano a mano con el líbero de la visita, pero sobre los 36 ya corría por inercia y le pegó desde lejos cuando podía haber recorrido algunos metros más.
Pero como siempre digo, el hincha de Chacarita debe tener un corazón más resistente que el de otros equipos porque partidos como estos nos obligan a tener el músculo vital preparado para todo.
Se moría el partido. Todo parecía indicar que se terminaba. Minuto 48 de 49. TIRO LIBRE PARA CHACARITA.
No sé por qué, ni me pregunten. En plena transmisión me animé a decir que era de Nieto porque ya le habían atajado dos tiros libres en el ángulo y se le tenía que abrir el arco.
Excelsa definición del 10 para que todas las personas que estábamos, sí, incluidos los periodistas, delirásemos con el grito de gol que habrá tapado a todos los relatores que había en las distintas cabinas del estadio.
Fue victoria tricolor, y estaremos felices, pero tiene que ser un punto de inflexión para que nunca más pase lo del primer tiempo y sí se repita lo de la segunda parte. Esta vez, sí, el tiro del final… SALIÓ.