A pesar del rimbombante anuncio de la construcción masiva de las llamadas por el argot “biobajadas amigables” a playa, son pocas las que se observan terminadas.
Las hubieran dejado como estaban
En San Bernardo, por ejemplo, no superan las tres o cuatro en puntos alejados al casco céntrico, con detalles de desprolijidad en su acabado y con maderas estéticamente feas. Incluso, con las crecidas frecuentes en la marea, muchas de ellas quedarán bajo el agua debido a la depredación que sufre el frente playero en el orden local.