La banalidad y la política partidaria dominan la discusión sobre la universidad pública.
Cuando dicen “el mayor logro es que la universidad pública se haya llenado de hijos de obreros”, la verdad, no sé si tomarlo como una frase humorística o de total falta de sentido crítico o neuronal.
Jamás la política sobre educación formal en todos sus niveles tuvo intenciones de incorporar por decisión y determinación a los sectores más desprotegidos. Igual que en la economía, lo social, lo sanitario, la vida.
Anoticiarme que en la toma de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) –bastión cooptado por el kirchnerismo- los estudiantes “resisten” escuchando a Lali Espósito (me imagino que la canción de “suma rebeldía” contra Milei -todo un llamado a la “revolución cultural”-) es todo un signo vital que nosotros, los estudiantes de los 70, no dejamos ni los sueños como herencia y que las dictaduras cívico militares y militares cívicas se encargaron de reivindicar contando con la docilidad de sus sometidos.

Ni con el gobierno ni con ESTAS LÍQUIDAS tomas de facultades minimizadas en basamentos de la tilinguería político partidaria.
Sí a la Universidad Pública y GRATUITA, pero de verdad. Por la que dejaron la vida, fueron torturados y desaparecieron muchos de mis hasta hoy extrañables compañeros.