Una joven y su compañero resultaron gravemente heridos, luego que una numerosa banda delictiva que había ultrajado y robado su propiedad en Santa Teresita les tendiera un ardid para propinarles la violenta agresión que incluyó botellazos y palos.
Por Gustavo Calle (*)
Una pareja resultó salvajemente golpeada por una patota de más de 20 personas, tras intentar recuperar una moto que varias de ellas le habían saqueado de su propiedad. Soledad y su novio fueron víctimas no sólo de fuertes golpizas, sino de piedrazos, botellazos y palazos. La vida de ambos fue salvada por un botón antipánico que la mujer había recibido días antes producto de las denuncias y pedidos de devolución de lo sustraído a familiares de sus victimarios.
El hecho ocurrió en el Barrio Las Quintas, de Santa Teresita, en junio pasado. Desde entonces, la pareja ha sido amenazada de muerte por parte de esta banda que operaría no sólo en la citada ciudad, sino también con cómplices en Las Toninas y San Clemente del Tuyú.
Efectuado hasta aquí un breviario meramente informativo, indudablemente de un tiempo a esta parte en el distrito existe una materialista verdad objetiva: la conurbanización del Partido de la Costa. No sólo por el crecimiento en la cantidad de robos y hechos delictivos, sino en metodología virulenta que se emplea para concebirlos. Impensado años atrás, hoy más que una categorización de endeblez socioeconómica, la inseguridad refiere a un orden sociocultural. Desde ya resultaría inadmisible desconocer la problemática meramente económica que en particular se verifica en el distrito (altos índices de desocupación, trabajo menesteroso y sueldos estatales miserables que no alcanzan a cubrir los clasificadores de indigencia), mas la violencia y los robos se han parapetado en una especie de tradición de prestigio, en una manera de ser y coexistir. En definitiva, se celebran como si fuesen acciones histriónicas y sus victimarios formaran parte del glamour de esta cultura líquida de la posverdad que nos toca transitar.
Una consecuencia -tristemente- lógica
Peligrosa, pero esperadamente si tomamos en cuenta el decurso de la realidad social de los últimos tiempos, el Partido de la Costa se va conurbanizando a pasos céleres. No sólo por el ascenso desmedido de los hechos de inseguridad, sino por la corrupción y las desatenciones colectivas emprendidas por la dominancia institucional junto a la complicidad de sus sectores de subrogancia tergiversando y acomodando a su antojo y conveniencia la realidad social.
Cuando al poder le interesa la cultura, ésta deja de salvarnos y se torna un plagio, una desesperanza y una perversidad, contrariamente a las virtudes de ella que citaba la filósofa Simone de Beauvoir. Y lo más grave es que como corolario individual y en nuestro carácter maltrecho y desvirtuado de agonistas comenzamos a reflexionar sobre quiénes somos, qué queremos y qué soñamos desde esta vara axiológica ajena y perniciosa, naturalizando (y en algunos casos inconcebiblemente romantizando) la ruindad a la que hemos sido sometidos y dócilmente introyectado.
(*) Director Periodístico de NdR Radio


























