Con un formidable frentazo de Luciano Giménez cerca del final, Chacarita venció por la mínima a Chaco For Ever, en un encuentro en que fue claro dominador aunque careció de profundidad. Exequiel Beltramone, quien ingresó en la segunda parte, con sus desbordes fue clave en la victoria.
Por Gustavo Calle
Dos fueron los momentos clave que jugaron a favor en la más que sufrida victoria conseguida por Chacarita. La primera, el exacto golpe de cabeza de Giménez, cambiándole la dirección a un centro perfecto de Beltramone y logrando el tan anhelado tanto para el 1 a 0 final. La otra, en el último instante del partido, con la clara chance de cara al arco de Correa desperdiciada por el recién ingresado Sombra, después de un centro en una de las dos incursiones fortuitas del visitante en toda la tarde. Antes, todo de Chaca. Terreno, tenencia de pelota y rápidas recuperaciones. La visible carencia, otra vez, fue la falta de ejecución de las pocas jugadas de peligro generadas y la inexpresividad ofensiva. De los 98 minutos de juego, no es descabellado aseverar que 95 fueron propiedad absoluta del Funebrero, ante un rival que sólo se limitó a defender abroquelándose cerca de su área. De allí se desprende la preocupación ya vislumbrada en los últimos partidos (Deportivo Madryn, Villa Dálmine e incluso ante el puntero de la zona, Independiente Rivadavia, por ejemplo). Siendo dominador de las acciones no hay correspondencia similar en los últimos metros. Y a veces, ello, remite –como ocurrió en la tarde de San Martín- a que el equipo pierda justeza, se desordene, se impaciente y caiga en su propia inoperancia.
Verdad de perogrullo, a esta altura, es manifestar que Blanco, Coquito Rodríguez (que estaría sobrellevando algún problema físico) y sobre todo Pugliese no logran recuperar el nivel futbolístico que en largos tramos del torneo han sabido demostrar. Este factor se torna, indudablemente, sustancial a la hora de la generación limpia y clara de situaciones de gol. Ante este marco, sólo resta esperar que Giménez, quien se debate muchas veces en soledad, acierte de cara al arco rival.
Párrafo aparte merece el ingreso de Beltramone, quien con sus incesantes desbordes por derecha, fue clave emergente para abrir un partido que se iba dificultando con el correr de los minutos.
En definitiva, un triunfo que sirve no sólo para no perderle pisada al firme y compacto andar, por ahora, del líder del grupo B, sino principalmente para encarar la próxima difícil excursión a Santiago del Estero, para enfrentar a Mitre, que también –quizá, inesperadamente- se instaló en puestos del reducido.
En conclusión, aún se aguarda que el equipo retome aquella contundencia que hoy parece lejana. La idea futbolística para reencontrarse con ella existe. Nunca cedió, más allá de algún resultado adverso o inesperado. Por ende, no es quimera seguir apostando a la utopía con esperanza activa generada por este plantel y su cuerpo técnico, que no es otra cosa que el anhelado ascenso.

CLAVES DEL PARTIDO
*El ingreso de Beltramone. El delantero, a fuerza de desbordes por la derecha, fue pieza clave en la difícil y trabajada victoria. De un perfecto centro de su autoría llegó el cabezazo goleador de Giménez.
*Zanini, Perdomo y Giménez. La columna vertebral en que se basamentó el triunfo. Otra vez el zaguero, bien acompañado por Nicolás Caro Torres, mostró toda su jerarquía y solvencia. El Puchi fue el alma incansable del equipo recuperando y relevando a sus compañeros de defensa. El Tanque, como siempre, ganó todas las divididas, luchó con los centrales rivales y, como si fuera poco, marcó el gol determinante.
*Un claro penal no cobrado. El árbitro Yamil Possi, de correcta labor en líneas generales, obvió una evidente mano en el área chaqueña, en la segunda parte. Un remate desde la puerta del área por parte de Giménez fue interceptado groseramente por la mano derecha extendida a ras del suelo por el primer marcador central visitante. A pesar del reclamo airado, el juez decidió no sancionar la infracción.
*La falta de profundidad y efectividad. Como viene sucediendo en los últimos partidos, el equipo no genera situaciones claras de gol en comparación con el dominio que ejerce en las acciones del juego. Incluso, ante Chaco, las pocas chances de peligro fueron desperdiciadas de manera insólita, como un disparo por encima del travesaño de Marcos Astina, de frente al arco pisando el área chica.
*Un equipo desbalanceado. A sabiendas de ejercer el dominio y el protagonismo de juego como idea principal, en muchas oportunidades se observa un distanciamiento desmedido entre las líneas defensiva y centrocampista. La desordenada distribución en la ocupación de espacios es una de las falencias del equipo, que por este motivo sufre más de lo debido ante equipos que demuestran un muy menor nivel futbolístico.