Comenzó la B Nacional para nosotros y con ella el sufrimiento, porque claro, no podemos pasar un torneo, al menos, sin sufrir. Lo malo es que fue todo penar, desde que se vio a los jugadores en el túnel hasta que terminó el partido.
Más de 100 días pasaron desde aquella derrota con San Martín de San Juan que nos despidiera de la Superliga, y desde entonces la dirigencia de Chacarita no sólo no pudo garantizar la confección de una nueva camiseta para afrontar un nuevo torneo, sino que además se encargó de empeorar la versión del segundo semestre en Primera División. Nos habíamos acostumbrado al parche blanco en la camiseta tricolor que, aunque desprolijo, ya no resultaba tan malo a la vista. Pero el parche violeta a la camiseta alternativa (blanca) es intolerable. Es cuestión de tener un mínimo de visión cromática (o gusto) para darse cuenta que quedaba horrible. Sí, lograron que la camiseta más linda del mundo sea el hazmereír de todo Internet. Otro logro.

Aún queda lo peor del análisis
Y para colmo de males aún queda analizar un partido imposible. Un equipo que no estuvo en cancha en el primer tiempo, al que le costó 22 minutos hacer más de 3 pases seguidos, intrascendentes claro. Un equipo que no pateo al arco más allá del remate de media distancia de Ayala en la salida de un tiro de esquina. Eso si, jugadas preparadas hay.
Lograron que la camiseta más linda del mundo se convierta en el hazmereír de las redes sociales.
Para peor, el jugador que viene a reemplazar al mejor de Chacarita del último semestre, se enreda con la pelota y le sirve el gol al local, que a esa altura merecía mejor suerte. Negro azabache el primer tiempo del equipo del Flaco, como para seguir con la escala cromática.
Un cambio de actitud que no alcanzó
La segunda mitad, y con cierto amor propio, Chacarita intentó acorralar a Almagro pero nunca llegó a pasar tres cuartos de cancha con profundidad como para generar peligro. Poco se asistió a Lentini (primero) y a Vazzoler (después). Juan Cruz González jugó el peor partido desde que debutó en el club: sin proyección y, para peor, sin marca; gran parte del poderío ofensivo del local pasó por su zona.
FUE TODO PENAR. Desde que se vio a los jugadores en el túnel, hasta que terminó el partido.
Lucero fue quien acertó más pases a sus compañeros pese a que se fue achatando en su juego. Baima fue pura entrega y poco juego (sería interesante verlo en el medio junto a Vismara) y la frescura de Lezcano y Alderete es lo poco que se puede rescatar de este partido.
Se viene el debut como locales en San Martín. Se viene el marrón, y esperemos pasar de negro a verde esperanza.
Por Jonatan Gramuglia
@GramugliaJoni