Con goles de Juan Cruz González y Luciano Giménez, Chacarita sumó una nueva victoria. Esta vez, por 2 a 1, en su visita a Mitre, en Santiago del Estero. A pesar de seguir en la tercera colocación, ahora son sólo tres las unidades que lo separan de la punta, que quedó en manos de Deportivo Maipú.
Por Gustavo Calle
Chacarita ganó con absoluta justicia, aunque sufrió por desmérito propio y no por virtudes del equipo santiagueño. Sin caer en extremistas exitismos, habrá entonces que analizar cuáles son los motivos por los que el equipo, que en la mayoría de los partidos es claro dominador de las acciones, termina padeciendo por una victoria que debía haber arribado, en la cancha de Mitre, mucho antes que a falta de poco más de 15 minutos para el final.
Desde el comienzo, haciéndose dueño del patrimonio del balón y la extensión del campo de juego Chaca mostró su rebeldía futbolística, en estos tiempos en que este maravilloso deporte que es parte de nuestra genética cultural se convierte más en un obligado producto que en un juego. Pero también fue impreciso. Hasta que a la salida de un tiro de esquina, Ricky Blanco lo vio en soledad a Juan Cruz González en el vértice derecho del área local, para que el marcador de punta sacara un derechazo inatajable para Kevin Larrea. Golazo. Uno a cero, antes de los diez minutos. A partir de allí, nada cambió. Ni el predominio ni las inexactitudes en los pases. Sobre todo en los de la última puntada. Sin generar demasiado peligro, Chaca imponía su idea futbolística. Hasta que en una contra que toma, otra vez, al equipo desbalanceado, Juárez clavó un derechazo bárbaro al ángulo de Correa, haciendo estéril el vuelo del golero tricolor. Inentendible cómo el equipo de Aníbal Biggeri no se iba al descanso victorioso.
La segunda parte no varió. El Funebrero ejerciendo la primacía de las acciones, empujado por Cuello y Perdomo, con Blanco intermitente pero con la figura del Tanque Giménez asomando, tras unos primeros 45 minutos en que fue absorbido por la férrea marca de los zagueros locales. Cuando parecía que el equipo, debido a sus propias impericias, decaía en su andar apareció el injustamente criticado (aunque cada vez menos) centrodelantero para con un furibundo zurdazo anotar el segundo tanto de Chaca y uno más en su cuenta personal.

Párrafo aparte merecen Juan Cruz González, de muy buena actuación (relevado a poco del cierre por Tobías Fernández, quien también en lo poco que estuvo en cancha cumplió a la perfección, no sólo en la marca sino en sus incursiones ofensivas) y Exequiel Beltramone. El recién llegado desde Gimnasia de Jujuy, nuevamente desbordó a su antojo por derecha confirmando estar a la altura de un equipo que sin ser compacto sabe a lo que juega y respeta a ultranza la idea inculcada por su entrenador.
Se vienen dos partidos seguidos en San Martín (ante Aldosivi y Tristán Suárez) y luego el clásico en Villa Crespo. Evitando recaer en desbordes retóricos que nada tienen que ver con el fútbol, la triple seguidilla de compromisos puede convertirse en fundamental. Sobre todo a sabiendas que en esta fecha Independiente Rivadavia dejó dos puntos importantes en su estadio ante Atlanta y Maipú, el nuevo puntero de la zona, deberá afrontar el venidero fin de semana un complejo duelo ante el duro y taimado Deportivo Riestra, como visitante.
En síntesis, una victoria que vale y mucho. No sólo por haberla conseguido en uno de los tantos periplos en el interior del país, sino porque se la logró con la identidad de este Chacarita de Biggeri. Que sufre, sí; pero que deja la tranquilidad que es más por sus propias y hasta lógicas imperfecciones que por mérito de los rivales.

CLAVES DEL PARTIDO
*Dos golazos. Tanto el de Juan Cruz, recién comenzado el partido, cuanto el del Tanque Giménez fueron goles de muy buena factura. El primero, a la salida de un córner muy bien ejecutado y pensado por Ricardo Blanco. El segundo, luego de una perfecta descarga del debutante Claudio Pombo, que el 9 remató con un zurdazo bajo al palo izquierdo del arquero local.
*Zanini y Caro Torres. Muy buena labor de ambos zagueros, sobre todo de quien viene destacándose desde hace ya muchas veces: el primer marcador central. Parecido por técnica, soltura y plasticidad a Fernando Gamboa, el 2 se ha convertido en un jugador determinante en el armado titular.
*Los incansables despliegues de Cuello y Perdomo. El ex Chaco For Ever es, sin duda, el jugador más inteligente del equipo. Con su andar cansino otorga la pausa justa, aunque a veces se excede en el manejo de la pelota. Lo de Puchi es descomunal. El volante central es el más apto para la cobertura de espacios en los retrocesos (muchas veces mal ejecutados por sus compañeros) y es usina de quites y relevos.
*Beltramone. Aunque sin ser tan determinante como en el anterior encuentro ante los chaqueños, el extremo sigue siendo pieza importante cada vez que ingresa. Desbordes permanentes por derecha, que suma a su estimable pegada. Lo más parecido a los viejos wines, hoy en extinción.
*La idea no se traiciona. Más allá de algunos desajustes, imprecisiones e impericias (estas últimas al momento de la efectividad en el área rival) el equipo de Biggeri privilegia la idea que pregona. Tanto de local cuanto de visitante, Chaca sale a ser protagonista de los partidos, con sus muchas virtudes y pocos defectos.