Este año hemos visto con gran sorpresa cómo una adolescente sueca de inició un movimiento que hoy llega hasta países lejanos como… el nuestro.
Vemos como miles de jóvenes se unen al pedido de la adolescente por un urgente y necesario cambio respecto a las formas en las que nos relacionamos con el planeta. Vemos cómo le dice a altos mandatarios del mundo en la cara que le están robando el futuro a ella y a todos los que están por venir.

Y vemos cómo muchas personas la critican. La critican porque es sueca y “¿de qué infancia me estás hablando que te roban? ¡Los chicos de África deberían decir eso!”. La critican porque supuestamente la vienen bancando grupos ambientalistas con agendas diferentes, es decir, gente que quiere conseguir dinero con el discurso de Greta, principalmente, el lobby de las energías verdes. La critican los de izquierda porque no cuestiona al capitalismo. La critican porque habla muy bien y con fundamentos y “cómo puede ser que una chica de 16 años tenga esa lucidez mental”. Además, tiene Síndrome de Asperger, una condición que la coloca dentro del espectro autista. Entonces, ¿cómo puede una chica autista de 16 ser tan clara y tener toda esa convicción sin que por detrás de ella haya un grupo de poderosos usándola para conseguir lo que ellos quieren?
Seamos abogados del diablo; digamos que Greta es solo un fantoche de los lobbies de energías verdes o peor, de compañías que no tienen ningún interés por el medioambiente y que la usan como cortina de humo. Digamos que no escribe sus textos. Digamos que su autismo le impide -lo que no es para nada cierto- ser socialmente funcional y por lo tanto, no se explica que solita haya comenzado un movimiento. Digamos que no critica al capitalismo abiertamente y que al final, termina siendo funcional a todo lo que critica. Digamos todo y digamos más: ¡Greta es un gran fraude!

Y aquí viene la gran pregunta… ¿y? Y si es un fraude, ¿qué? ¿Acaso no movilizó a millones de jóvenes alrededor del mundo, jóvenes que no tenían como tal vez teníamos hace años una causa por la cual luchar? En este mundo posmoderno en el que los grandes relatos se han acabado, donde las utopías ya no existen, donde no hay comunismo a defender ni capitalismo que podamos decir sin que se nos caiga la cara de vergüenza cuando vemos los índices de pobreza mundiales que “no es lo mejor pero es lo mejor que podemos tener como sistema”, Greta vino a llenar ese vacío. Les dio voz a esos chicos, les dio una causa. Les dio una razón por la que luchar. Y esa razón es una razón que incluye a los que la critican porque al final, la causa es el medioambiente. Y ese medioambiente que todos estos jóvenes están alzando la voz para defender, es en el mismo que vivís vos, que vivo yo y todos los criticones de oficio que en vez de levantarse del sillón y acompañar a sus hijos a las marchas contra el cambio climático, critican a Greta y ven una conspiración que hasta tal vez sea real, pero las consecuencias de ella obviamente- si existe tal conspiración- se les fue de las manos. Porque hoy tenemos miles de chicos (y adultos que ganaron conciencia gracias a ellos) que no van a dejar, como hicimos generaciones anteriores, que se la lleven de arriba mientras destruyen nuestra casa. Y son chicos que nos muestran también que ser joven no es ser tonto y que sí pueden tener opiniones claras, que sí pueden articular palabras como adultos, que sí pueden tener convicciones, que un síndrome no es impedimento de nada y que no hace falta gritar “¡abajo el capitalismo!” para querer que este sistema de producción insustentable cambie.