En las últimas semanas vimos cómo ardía el Amazonas. Notamos cómo el mundo se horrorizaba con la pérdida de hectáreas de la selva tropical que cuenta con una maravillosa biodiversidad y cómo los políticos se debatían en guerras de egos para ver quién tenía más razón que el otro.
Resumamos un poco lo que pasó:
- Semanas atrás, comenzaron unos incendios en la región del Amazonas.
- Fueron iniciados debido a las quemas realizadas por agricultores para “limpiar” el suelo.
- Los árboles talados se secaron y ayudaron a promover aun más los incendios.
- Estos incendios salieron de control.
- Los incendios no se concentran solo en Brasil sino que también se expanden por Bolivia y Paraguay.
Sin entrar en debates políticos -que abundan en las redes-, lo realmente preocupante es la falta de control de este tipo de prácticas. La quema para limpiar el suelo se utiliza hace miles de años; esto se debe a que éste resulta un método rápido y eficaz para clarear el terreno y dejarlo listo para el cultivo. ¿Por qué? Porque quemar el terreno deja la capa superior del suelo más apto para que las raíces penetren con más facilidad. Le da, en palabras simples, una “acelerada” a la calidad de la tierra para plantar. En un principio, esto parece ser bueno. Y lo era. Porque muchos años atrás, las personas necesitaban comer rápido. No tenían un supermercado a la vuelta de la esquina. Y cuando terminaba el ciclo de cosechas, se dejaba descansar el suelo y se hacía el procedimiento de quema en otro sector. De esta forma, el ciclo funcionaba: quemaban un terreno, lo hacían “más fértil” entre comillas, cosechaban, lo dejaban descansar, quemaban otro terreno. El descanso era necesario para que el suelo se recuperara. Porque la quema a largo plazo, afecta a la fertilidad del suelo. Y la gente que dependía exclusivamente de lo que cultivaban, lo sabían.

Hoy en día estas prácticas son inaplicables a gran escala. Y aquí reside el gran problema. Se continúan haciendo porque no hay nadie que las regule o directamente, las prohiba. Porque no estamos hablando de pequeños productores y de una producción estrictamente familiar; estamos hablando de agricultores dueños de grandes parcelas de tierra que ven a la selva como un impedimento para continuar con sus negocios. Estamos hablando del medioambiente como un obstáculo para la ganar más dinero.
Pero, ¿qué tiene que ver el Partido de la Costa con las quemas en Amazonas?
Es la palabra “quemas” la que nos une. Sabemos que no se queman las selvas para cultivar. Sabemos que eso nos contamina. Y también sabemos que no se debe quemar basura. Que quemar basura (o enterrarla) nos contamina. Sin embargo, compartimos todos indignados notas sobre la selva tropical y nos olvidamos que a poquísimos kilómetros de nosotros estamos quemando una ciudad. El basural de Pavón, en General Lavalle, es un foco de contaminación donde se entierra y quema basura. Es un lugar donde los vecinos a su alrededor abren la canilla y sale agua contaminada porque las napas subterráneas están contaminadas por el basural a cielo abierto. Donde los vecinos no pueden respirar cuando se quema la basura. Donde se realizan prácticas tan anacrónicas como la quema de la selva para cultivo a gran escala.

¿Debemos indignarnos por el Amazonas y hacer algo?
Claro que debemos. Es una obligación moral para con nosotros y las generaciones futuras. Pero no nos olvidemos que también por casa hay mucho por hacer. Que es necesario informarse y comenzar a exigir una gestión ambiental acorde a nuestros tiempos. Y que también, debemos empezar a rever nuestros hábitos, costumbres y formas de relacionarnos con el medioambiente a nivel personal.