El triunfo del equipo santafesino ante Maipú apaciguó la derrota del Funebrero, por 2 a 0, en Jujuy, frente a Gimnasia. Mal partido del equipo de Aníbal Biggeri, en una tarde tórrida, con 35 grados de temperatura, en el norte del país. La diferencia con los mendocinos (incluido Independiente Rivadavia) es de tres puntos.
Por Gustavo Calle
El fin de la tarde del domingo parecía ser más plúmbico de lo que marcaba el cielo gris y el crepúsculo. Finalmente, Atlético de Rafaela, que venció a Deportivo Maipú, por 2 a 0, aclaró el inicio de la noche refortificando la esperanza. A falta de cuatro fechas para la culminación de la primera fase del torneo, Chacarita sigue siendo líder, a pesar de la derrota en Jujuy, a una distancia de tres puntos con sus inmediatos perseguidores: los mendocinos del citado Maipú e Independiente Rivadavia. No es definitoria la diferencia, ni mucho menos. Más teniendo en cuenta el duro fixture que nos aguarda de aquí al cierre. Quilmes y Estudiantes, en San Martín; Brown (Adrogué) y Rafaela, como visitantes. Claro que, a pesar de ello, tampoco los mendocinos la tendrán, en principio, fácil: en la última fecha se enfrentan entre ellos.
Yendo al partido en Jujuy, Chaca no mostró su mejor cara, pero jamás renunció a su idea. La alta temperatura reinante (35 grados) influyó, sin dudas, en la actuación. Incluso, no sería descabellado afirmar que la misma tuvo influencia en la falta de reacción, sobre todo en el retroceso y la cobertura de espacios del centro del campo hacia el área de Correa. De todas formas, la paridad en el juego demostrada en el primer tiempo y hasta el primer gol del local hacía presagiar un empate en cero inexorable. Pues tampoco los jujeños –mejor adaptados y acostumbrados al calor reinante- consolidaban un dominio, más allá de explotar inteligentemente los espacios libres entre el mediocampo y la última línea Funebrera. Precisamente en una de esas estocadas, Juárez tuvo vía libre para trasladar, meterse en el área y ser derribado (no tan claramente) por Alvaro Cuello, cuando estaba a punto de definir frente a Correa. El penal, ejecutado por el ingresado Chiozza, se convirtió en gol, aunque a la estirada del 1 de Chaca le faltó poco para ser exitosa.
Luego de un par de aproximaciones desde afuera del área (Blanco, con un tiro libre) y Juan Cruz González, que pusieron al Funebrero cerca de la igualdad, llegó la triple chance para que otra vez Chiozza, luego de estrellar en dos oportunidades consecutivas su remate en los defensores tricolores, estampara un golazo para decretar el triunfo de su equipo. Queda para la anécdota el penal atajado sobre el final por Correa, a Tévez.
En síntesis, si como ahora se suele pragmáticamente admitir que los partidos se resuelvan por detalles, Gimnasia lo hizo aprovechando las desatenciones de Chaca. Con ello basamentó su victoria, que bien, a pesar de la mala tarde del puntero, terminó ópticamente siendo justa ante el desconcierto y a la desesperación que Chacarita mostró en los últimos minutos.

Quedan cuatro finales. Los de Biggeri son el mejor equipo hasta aquí. El de menor cantidad de derrotas (sólo tres), el de menos goles en contra (18) y uno de los más goleadores (42). Incluso, la diferencia de gol con respecto a los dos mendocinos hasta ahora favorece (en caso de empate en el primer lugar). Como si fuese poco, tres puntos, a falta de doce en juego, son parte sustancial de la distancia. Sin ser un axioma o una circunstancia determinante, Chaca y su cuerpo técnico tienen argumentos más que sólidos y válidos para aferrarse a la esperanza de arribar a esa final por el primer ascenso tan anhelada.
Nada es fácil. Mucho menos en Chacarita. La historia así lo refrenda. Vamos, que la felicidad tiene su costo, no viene en envase de regalo: se conquista.
CLAVES DEL PARTIDO
*El retroceso y la enorme distancia entre las líneas. Cada vez que el local traspasaba la zona de medios, la defensa de Chaca quedaba expuesta. Sin ser más que el Funebrero, el Lobo jujeño se las ingenió para salir rápido en ataque aprovechando la falta de cobertura de los espacios.
*Un horno. La tarde en la provincia, a las 15, tuvo una temperatura de 35 grados, con cielo soleado. Indudablemente, las condiciones climáticas perjudicaron físicamente al Tricolor. Un despropósito jugar en el norte argentino en ese horario, cuando bien el encuentro podía haberse disputado, cuando menos, al caer la tarde.
*Giménez, contra el mundo. El Tanque se las ingenió para complicar, casi en soledad, a toda la última línea local. Eso sí: su empuje y fortaleza física no se condijeron con la efectividad de cara al arco. Tuvo dos claras: en una se demoró, en el inicio del partido; en la otra, no pudo amortiguarla correctamente de pecho, luego de un gran pase de Caro Torres.
*La expulsión y la acumulación de amarillas. Caro Torres, quien vio la roja, y Andrés Zanini, quien llegó al límite de amonestaciones, no estarán presentes ante Quilmes, el sábado próximo, en San Martín. Biggeri tendrá, entonces, una dura tarea para rearmar la zaga central, máxime teniendo en cuenta que el principal reemplazante de los zagueros, Lettieri, está lesionado. ¿Recurrirá a dos juveniles (Cardozo y Laurelli) o improvisará retrasando a algún volante defensivo (Perdomo) y sumando a Nico Chávez?
*Rescatar a Correa. La derrota, quizá, no dejó visibilizar la muy buena labor del golero de Chaca, quien no sólo detuvo un penal (a Tévez), sino que casi estuvo a punto de rechazar el de Chiozza, que finalmente se convirtió en el primer gol de Gimnasia. Como siempre, el arquero mostró seguridad, solvencia y jerarquía, a pesar de no haber sido exigido en demasía.