Con un golazo tempranero de Brandán y sabiendo controlar el partido por la expulsión infantil de Watson, a los 15 minutos del primer tiempo, Chacarita derrotó 1 a 0 a San Martín (Tucumán) retomando la senda victoriosa en el torneo. Buenas actuaciones de Losas, Meléndez y, en general, la defensa.
Por Gustavo Calle
Dos partidos en uno. El primero, duró apenas un soplido (15 minutos); el otro, pareció extenderse una eternidad (hasta el final). Desde antes del golazo de Brandán (a los tres minutos) hasta la expulsión de Watson (a los quince, de la etapa inicial), Chacarita se pareció más al que todos conocemos (y nos bien acostumbramos) con la marca inconfundible del estilo Biggeri. Con aciertos y errores (muchos más de los primeros), el Funebrero en ese lapso dominó el encuentro, con proyecciones constantes de sus laterales y presionado en campo rival, bien lejos del área defendida por el seguro Losas. Claro, se extrañó al centrodelantero típico (en cuanto a las características del gusto del cuerpo técnico), a pesar de haber iniciado el partido con uno de ellos: Cocimano. El ex Gimnasia platense, quien regresaba luego de la lesión sufrida ante Quilmes, padeció todo el encuentro. No aguantó ninguna pelota aérea, no ganó las divididas y tampoco se mostró dúctil a la hora de asociarse con sus compañeros de ataque. A su favor cuenta que con la expulsión de Watson se debatió en extrema soledad, ya que a partir de allí el equipo no generó jugadas hilvanadas. A pesar de ello, Chaca, con Brandán, Pisano (a cuentagotas) y Meléndez, como exponentes de juego, mostró su mejor versión después de varias jornadas aciagas (y no referencio resultados negativos, sino carencias futbolísticas y rigor emocional).
Pero claro, en Chacarita puede aguardarse que ocurra lo impensado (sobre todo, pareciera extralimitarse la citada contingencia en esta temporada). Fiel a esa historia llegó la inconcebible roja a Watson y todo lo bueno mostrado en quince minutos se convirtió en sufrimiento. El equipo tucumano tomó las riendas del partido hasta el cierre del mismo y fue, con muy pocas variantes y menos habilidad, en busca del empate. Las manos de Losas en tres ocasiones; el palo, en una; la falta de puntería en un par de oportunidades y la férrea defensa tricolor (aunque muchas veces asumiendo riesgos innecesarios regalando espacios en mitad de cancha) impidieron la igualdad.

Otra vez (y ya es escandalosamente habitual), jugadores que se retiran lesionados (Domke y Cocimano, por casos) que se suman a la extensa nómina que persigue al plantel desde el comienzo del certamen. Y aquí habría que efectuar un paréntesis e inquirirse si tener no menos de siete futbolistas fuera del campo de juego por estos motivos forma parte de una mala fortuna, de una preparación física inadecuada o que algunos (como Salinas, por ejemplo), no cumplimentaron a la par de sus compañeros con la etapa de pretemporada. Puede que exista una pluralidad de factores, aunque lo cierto es que se torna muy complejo poder componer un equipo “de memoria”, tal como ocurrió durante casi todo el campeonato pasado.

Chacarita regresó al triunfo tan necesario como esperado, que no sólo quizá le permita una mayor y mejor tranquilidad futbolística y emotiva, sino para encaramarse en el lote de los rivales de arriba en la tabla, que también poseen un andar irregular y disputando partidos que en casi todas las oportunidades terminan siendo parejos.
Restará conocer, hasta el sábado próximo (fecha ante Arsenal, en Sarandí), cómo se las arreglará Biggeri para conformar el once inicial y si Chacarita finalmente logra ratificar lo hecho en el primer cuarto de hora del partido ante San Martín, para poder reencauzar el camino de un estilo de juego que fue, en este tramo del torneo, difícil de reconocer.
CLAVES DEL PARTIDO
El golazo de Brandán. Apenas tres minutos de juego y luego de una buena asociación en ataque con Pisano, el goleador de la tarde sacó un exacto remate de media distancia que se clavó en el ángulo derecho del arco de Sand. De allí, hasta la expulsión de Watson, se vio lo mejor del equipo de Biggeri, aunque esas buenas intenciones se trastocaron cuando el Funebrero quedó con un jugador menos.
La inocentada de Watson. Corrían apenas casi 15 minutos y el volante central tricolor acometió contra un rival en la espera de un córner a favor, ante la atenta vigilancia cercana del árbitro, quien no dudó en mostrarle la roja. Una acción inconcebiblemente infantil del ex Instituto, que puso en riesgo la celebrada victoria. A partir de esta instancia, el equipo modificó su línea de juego y se vio dominado por su rival hasta el silbatazo final del juez del encuentro.
Esta vez, destacó la faceta defensiva. Losas, con dos o tres muy buenas intervenciones; Oneto y Brunet (sobre todo el primero) mostrándose firmes ante los embates tucumanos; las correctas actuaciones de los dos marcadores de punta (Tobías Fernández y, sobre todo, Lazarte), la incansable prodigalidad y esfuerzo de Domke y el atrevimiento y el sentido colectivo de Meléndez (cada vez más asentado como titular) fueron lo mejor de Chacarita en la tarde. La expulsión tempranera de Watson limitó lo que pudo haber sido (por intenciones y logros hasta ese momento) un triunfo no sólo más holgado en el marcador, sino una buena demostración futbolística.