El Día del Sobregiro marca el día en el que la humanidad ha consumido todos los recursos naturales disponibles para gastar en el año. Es como una cuenta bancaria: todos los años tenemos X cantidad de recursos para gastar. Si planeamos bien y utilizamos esos recursos con inteligencia, nos va a bastar esa cantidad para los 365 días del año. Si somos más inteligentes todavía, esos recursos pueden inclusive sobrar. Pero si somos descuidados e inconscientes, esos recursos pueden no alcanzar hasta finde año y comenzaremos a usar los recursos disponibles para el año siguiente, haciendo que los próximos 365 días sean mucho menos generosos con nosotros que los anteriores.
Eso es el Día del Sobregiro: un día en el que le robamos recursos al año siguiente (y probablemente a los próximos). Este año fue el 22 de agosto, 25 días más tarde que el 2019 que fue el 29 de julio. 2019 fue el año en que más se adelantó este día; en poco más de seis meses usamos todos los recursos disponibles para el año. Una locura.

¿Entonces este año celebramos que retrasamos esta fecha casi un mes?
Ni un poquito. Este año estamos atravesando una pandemia que detuvo la economía mundial. Grandes generadores de contaminación como China o Estados Unidos pararon su maquinaria y vimos los cielos más limpios. Observamos más fauna nativa surgiendo en lugares donde ya no aparecían tanto y por un rato celebramos que paramos de contaminar tanto.
Pero hay un problema en esto y es que sabemos que no va a durar. Ya lo estamos viendo con todas las reaperturas en países donde la circulación del virus se redujo. Wuhan, epicentro de la pandemia, ya reabrió con fiesta multitudinaria y todo. Y en ningún momento escuchamos a alguien hablar de “cambiar las formas de producir” y mucho menos de consumir excepto de ambientalistas y expertos varios en sostenibilidad. ¿Pero de parte de los gobiernos? Ni una palabra. Este retraso en el Día del Sobregiro tiene una causa clara y es la pandemia. No un cambio de mentalidad. No un cambio en el sistema de producción.
¿Cómo sabemos que esto fue solo un período de gracia?
Porque nuestro propio país, en medio de una pandemia nacida de una zoonosis (una enfermedad que pasa de animales a seres humanos), discute un acuerdo con China para criar cerdos en cantidades industriales. En medio de incendios intencionales en nuestros humedales para limpiar terrenos que serán dedicados al cultivo de soja y trigo, seguimos pensando en formas de producción poco sostenibles. Y sin siquiera pensar que China no lo hace por la buena voluntad de ayudar a otros países a salir del agujero económico sino que sabe los riesgos que corremos al aceptar semejante trato. Basta recordar la crisis de la gripe porcina en 2009.
No hay mucho más que decir. Todos los años desde la década del 70, el Día del Sobregiro nos recuerda que estamos cruzando una frontera de la cual no hay retorno. Que estamos literalmente dejando de lado el futuro de nuestros hijos, de todas las generaciones que están por venir. Que les estamos dejando un mundo en llamas.
Cada decisión que puedas tomar para atrasar esta fecha es bienvenida. Sí, no vamos a cambiar el mundo por cerrar la canilla al cepillarnos los dientes. Pero no vas a contribuir al problema y eso es mejor que contribuir a empeorarlo. Y siempre, siempre podemos exigirles a quienes nos gobiernan, en cualquier nivel, que trabajen para mejorar las políticas ambientales. En una de nuestras primeras columnas allá por 2018 repetíamos una frase de Al Gore, en su documental “Una verdad incómoda”, en la que daba a entender que los recursos naturales no son renovables pero los políticos sí lo son.