Chacarita prosigue como líder solitario del torneo, luego de lograr una resonante victoria, por 1 a 0, ante Deportivo Neandertal (con sumo perdón a estos homínidos de hace 40000 años). El gol lo convirtió Luciano Giménez, con una pirueta admirable, mientras era agarrado, impune y escandalosamente en el área, por el abanderado del antifútbol Dematei.
Por Gustavo Calle
Por lo resonante y porque tuvo que soportar las habituales malas artes de este equipo mezquino, básico y marrullero llamado Deportivo Riestra, Chaca logró un triunfo digno de un combate boxístico. Pero claro, esto es fútbol y en esta categoría es donde el equipo de Aníbal Biggeri se siente cómodo, sabe cómo hacer las cosas y culminó imponiendo esta disciplina deportiva por sobre la de los golpes arteros propuestos desde el vestuario por el local. Que es un conjunto prehistórico a la hora de jugar (y descreo que no posea algunos –pocos- buenos jugadores de mitad de cancha para adelante que no sepan hacerlo), pero que antepone la argucia, la mala intención, las brusquedades y todo tipo de artimaña ilícita para conseguir resultados positivos.
Esta vez, la dignidad, la honestidad, el temple y los raptos de juego asociado le ganaron al antifútbol. Y lo celebro. No sólo por la victoria que nos permite mantener el liderato, sino porque uno entiende al fútbol como un juego que se compone no sólo de reglas, sino de lo impensado. Lo bellamente impensado. Como ese tiro libre milimétrico desde la izquierda ejecutado por Coquito Rodríguez al cuerpo de Giménez. El 9, agarrado vehemente y bochornosamente por ese jugador de antifútbol de apellido Dematei, se las ingenió para de una manera poco ortodoxa empalmar el envío y de espaldas al arco colocarla en el rincón derecho de la red. Gol que marcó una merecida victoria logrado en un terreno absoluto de adversidad. Porque a la malintencionada propuesta del equipo de Bajo Flores se sumó la impericia (para ser benévolos) del juez Franco Acita, quien permitió en demasía los artilugios antifutbolísticos y brusquedades del local.
Con Ricardo Blanco desconocido, a quien tampoco lo ayudaban convenientemente Coquito y Pugliese, Chaca sufrió el primer tiempo. A pesar de generar algunas situaciones claras para convertir, también hay que reconocer que el rival tuvo las suyas. Y muy evidentes.
La segunda mitad, en cambio, mostró al Funebrero como protagonista, debatiéndose en sus propios errores y por sobre todo ante la deshonestidad futbolística del Deportivo Neandertal (y vuelvo a pedir millones de disculpas a aquel homínido de la antigüedad). Indefectiblemente, no se jugó bien porque no se pudo en un contexto infortunado, habitual en casi todos los partidos que disputa Riestra, sobre todo como dueño de casa.

Ahora, a afrontar lo que falta de esta primera fase del certamen. Lo venidero será sin Quiroz, expulsado, y restará saber que ocurrirá con los estados físicos de Pugliese y Astina, ya que ambos debieron salir por lesiones.
En el decurso del trayecto final se viene Ferro. En San Martín y sabiendo que se mantiene ese punto de diferencia a favor en la tabla, con respecto a Independiente Rivadavia. Pero que con este triunfo Chaca amplió la distancia a tres, en relación a Deportivo Maipú (recordar que igualó en su visita a Adrogué, ante Brown). Seis fechas en que la ilusión no sólo se mantiene sino que se acrecienta. Esta victoria ante el desleal Riestra es una muestra acabadamente argumental para refrendar el axioma antedicho.
CLAVES DEL PARTIDO
*La seguridad y voz de mando de Correa. El arquero fue figura, porque en las veces que le tocó actuar lo hizo de manera solvente, sobre todo en un par de ocasiones en la primera parte. Sobre el final del partido descolgó un centro con mucha prestancia. Uno de los baluartes de esta campaña excepcional.
*Giménez, siempre está. El goleador de Chaca, tomado bochornosamente dentro del área por Dematei, se las arregló para aguantarlo, primero, y después inventar una pirueta a manera de chilena baja, para estampar la diferencia final en el resultado. Además, como es costumbre, derrochó voluntad ganando pelotas divididas y generando peligro para el arco de Arce. Fue reemplazado, extenuado y golpeado por los prehistóricos defensores locales.
*Tres puntos, en un partido de nocaut. Chaca jugó en total adversidad, ante un Riestra que se extralimitó en el juego brusco y la mala intención. Todo, con la ayuda inestimable del árbitro del partido -Franco Acita-, quien debió expulsar a algún jugador local más, además de Céliz (vio la roja junto a Franco Quiroz). Recordar que el equipo de Biggeri culminó jugando los instantes finales con nueve jugadores, ya que no pudo reglamentariamente reemplazar a Marcos Astina, quien salió lesionado a minutos de haber ingresado.
*Seis finales más. Tres serán en San Martín (Ferro, Quilmes y Estudiantes) y el mismo número como visitante (Gimnasia Jujuy, Brown y Atlético Rafaela). Todas serán tan batalladas, seguramente, como ante Riestra (y anteriormente, los cordobeses de Racing). Eso sí: esperemos que los rivales no imiten a este equipo del Bajo Flores, en el juego brusco y las mañas arteras.
*Zanini y Caro Torres. Los dos centrales despejaron cada balón que llegaba a las puertas del área Funebrera, de arriba y abajo, en los últimos minutos del partido. Ambos se convirtieron en inexpugnables para los delanteros y volantes locales, que en vano pudieron hacerse de algún pelotazo al que recurrió Riestra, mostrando sus limitados recursos futbolísticos.