En un par de minutos, con un Matute relevante y dos cabezazos de Pombo y Cocimano, Chacarita lo dio vuelta y venció 2 a 1 a Agropecuario, en el regreso a la cancha de Luciano Perdomo (ingresó en la segunda parte). Con la honestidad de siempre para ir a buscar la victoria, pero con los recurrentes fallos defensivos en gran parte del encuentro, el Funebrero ganó un difícil compromiso y se acomodó en la tabla.
Por Gustavo Calle
El trabajoso triunfo fue muy festejado. Primero, porque Chacarita pudo remontar un resultado adverso desde el primer minuto de juego. Segundo, porque lo logró ante un buen equipo como Agropecuario, encaramado en los primeros lugares de la tabla y que mostró tener oficio para disputar esta clase de encuentros (sobre todo, con la ventaja a su favor). Una victoria que como todas vale tres puntos, pero que desde lo anímico (con el envión reciente de haber dejado a Tigre afuera de la Copa Argentina) puede significar volver a dar batalla en el torneo. Con los desaciertos conceptuales y posicionales de Chacarita en la faz defensiva, rápidamente el visitante se puso arriba en el marcador, ante también una floja defensa de Losas (la pelota ingreso al arco entre él y el palo que estaba cubriendo). A partir de allí (un minuto de juego), al equipo le costó encontrar su juego, aunque jamás claudicó a su estilo frontal y de asociación en pos de vulnerar el arco defendido por Otarola.
Momento bisagra
La clave fue ese minuto que dista entre el 13 y 14, en la segunda mitad. Centro de Chaves, cabezazo de Pombo y el empate, primero. Enseguida, excelente habilitación de Pisano a Salinas, quien con pierna zurda, en otro centro desde la izquierda, colocó un pase exquisito para que Cocimano estampara, con un nuevo cabezazo esquinado y fuerte, la segunda conquista y el triunfo parcial, que a la postre fue definitivo. En medio de esto, el penal marrado (muy mal ejecutado) por Agropecuario y poco más, más allá del dominio territorial de la visita y algunos contragolpes bien urdidos por Chaca que no hallaron eficacia en la puntada final. Para destacar después del error en el gol de los de Carlos Casares, dos muy buenas intervenciones de Losas. La primera, esforzándose para despejar un cabezazo esquinado y rasante, en el primer tiempo; la segunda, una tapada mano a mano, ya en la segunda parte, a la altura del área chica.
Temple
Chacarita se sobrepuso a la adversidad de un resultado, exponiendo sus virtudes y defectos casi acostumbrados. Vocación ofensiva, pero con sumo respeto por el buen juego y criterio para manejar la pelota (a veces puede no salir como se espera), y errores elementales en el retroceso defensivo (se acomodó con el retorno al equipo de Perdomo, después del segundo tanto). El ingreso de Matías Pisano colaboró por demás para enfatizar las fortalezas futbolísticas.
Un nuevo halago (el segundo consecutivo) que pone al Funebrero otra vez en el lote de protagonistas de la zona. Pero, ante todo, un triunfo que refrenda ese haber recuperado el estilo que pareció perderse (por distintas circunstancias) algunas fechas atrás. El retorno de Perdomo, sumado a la recuperación física de algunos futbolistas importantes (casos Pisano y Salinas) y el tan esperado encuentro con la red de Cocimano (convirtió su segundo tanto en el certamen) seguramente reforzarán la idea futbolística conocida que pareciera haber reencontrado su senda.
CLAVES DEL PARTIDO
*El ingreso de Pisano. Con “Matute” en cancha se vio el mejor fútbol de Chacarita. Tuvo la pelota, gambeteó, colocó milimétricas habilitaciones (como en el segundo gol, convertido por Cocimano) y se lo vio activo y con mucho compromiso colectivo. Con ello le alcanzó para ser la figura del equipo, junto a la entrega de Watson y el buen segundo tiempo de Chaves.
*El penal errado. Con Chacarita en ventaja, y a falta de 15 minutos para terminar el encuentro, Agropecuario dispuso de un penal que su ejecutante marró rematando afuera. A partir de allí, a pesar de dominar las acciones, el visitante careció de profundidad y no inquietó a Losas, como sí había ocurrido antes de ese momento en varias ocasiones.
*El regreso de Perdomo. Puchi ingresó promediando el segundo tiempo, y aunque se lo notó, lógicamente, falto de fútbol, no escatimó su acostumbrada entrega. Su presencia fue importante, no sólo por lo que significa para el equipo, sino porque fue rueda de auxilio permanente de Watson. Seguramente con la sumatoria de partidos retomará su ritmo habitual y no sería descabellado que conforme la dupla de volantes centrales junto al ex Instituto.