El primero de agosto en el sur de nuestro país, y en el marco de una protesta por parte de la comunidad mapuche que reclama antiguos territorios, desapareció un joven artesano-tatuador de la localidad de El Bolsón que se encontraba junto a los manifestantes.
El lugar de los hechos, en el noroeste de la provincia de Chubut, se llama Vuelta del Río, y si bien parece un páramo olvidado en el tiempo, allí los terrenos tienen dueño. Y el dueño tiene nombre. Más que nombre tiene apellido: Benetton.
Vuelta del Río es parte de las 900000 hectáreas que estos dueños poseen en la Patagonia.
La protesta fue reprimida fuertemente por aproximadamente 100 efectivos de gendarmería, algunos de los cuales son acusados por quienes estuvieron presentes ese día de haber detenido-chupado-secuestrado a Santiago Maldonado, cosa que el gobierno niega rotundamente y, a pesar de que se abrió una investigación judicial, el muchacho no aparece en ningún lado.
En éste mes que transcurrió, el caso creció como una bola de nieve en los medios y con opiniones totalmente opuestas según el sector político del cual se mire. Exactamente igual que cuando sucedió el caso López o, mas cercano en el tiempo, el caso Nisman aún sin resolver.
“A veces triste, casi siempre gris y muchas veces ineficaz es la democracia, pero es el mejor sistema en el cual podemos vivir”, decía Ernesto Sábato.
Luego de 34 años seguimos con la angustia de no saber qué pasó con miles de personas que fueron desaparecidas sin dejar rastro.
Lo que sí sabemos es que no debiera suceder nunca más, ni con Santiago Maldonado ni con nadie, hagan lo que hagan o piensen lo que piensen.
Fabio Zorini
(Estudiante del Taller de Radio y Periodismo brindado en NdR)