El Partido de la Costa es una de las regiones que está sufriendo desde hace años una erosión costera constante, especialmente en playas como las de Las Toninas y Mar del Tuyú. Existen dos motivos por los cuales esto sucede: uno, por causas naturales y otro de origen antrópico, es decir, por causa de la intervención directa o indirecta del ser humano.
Probablemente muchos se acordarán de la sudestada de 1993 que dejó gran parte de la costanera de Mar del Tuyú destruida. Una veintena de casas se derrumbaron e inclusive una familia tuvo que ser rescatada del sótano de su casa donde se habían refugiado cuando el mar les llegó a la puerta. El agua llegó a pasar la costanera y hasta hoy se escuchan comentarios diciendo que “la naturaleza se vengó”. Pero no fue la ira de la naturaleza la que destruyó esas casas; no fue “la venganza de Gaia” lo que nos costó un dineral para recuperar lo perdido. Fue el accionar del hombre. Una sudestada es un fenómeno natural, estamos de acuerdo en eso. Pero si esas casas no hubieran estado ahí, habría habido una cadena de médanos haciendo su trabajo de protección. Nos hubiéramos quedado en casa, una casa construida a una distancia segura, mirando cómo llovía y cómo ventaba fuertemente en vez de estar aterrados como si estuviéramos enfrentando un tsunami suplicando que pasara la tormenta sin que se nos llevara la mitad de las paredes.
Responsabilidad humana
Podemos ver con este ejemplo que la erosión costera nos deja vulnerables como comunidad. La vulnerabilidad es un concepto muy simple de entender: es la capacidad o no de absorber o soportar cambios que se dan en nuestro medio ambiente. En nuestro caso, la vulnerabilidad está dada por, entre otros motivos, un proceso de desarrollo urbano descontrolado.O sea, somos vulnerables a que una lluvia fuerte nos impacte mucho más que lo que debería impactarnos por no tener una política de planificación urbana. Llueve y se inunda todo. A la vez, conforme esa vulnerabilidad aumenta, es decir, a medida que menos preparados estamos para enfrentar un contratiempo climático, los riesgos de que esto pase aumentan. Los riesgos son las probabilidades de que una situación que nos puede afectar negativamente, suceda. Mayor vulnerabilidad, mayores riesgos.
Ahora, un desastre es el resultado de dos factores que suceden en un mismo tiempo y en un mismo lugar; y esos factores son el riesgo y la vulnerabilidad. Entonces, llegamos a la conclusión de que los desastres naturales no son tan naturales. No suceden por arte de magia y definitivamente, no es culpa de la naturaleza.
El impacto natural en La Costa es el resultado de las decisiones políticas
En nuestro partido, los desastres que hemos vivido suceden porque no hay una política pública que tenga como objetivo evitarlos. Cuanto más preparada una comunidad está para enfrentar los riesgos que todo lugar en el mundo implica, menos vulnerable es ante ellos.
Queda claro que somos una comunidad vulnerable con poca (o ninguna) capacidad para adaptarnos a algún cambio que pueda ocurrir en el medio ambiente, expuesta a riesgos tanto de origen natural como humano y amenazada constantemente por diferentes factores que pueden colocarnos en una situación de no retorno. Comúnmente utilizamos conceptos como “fenómeno natural” para referirnos a “desastres naturales”, dándoles una propiedad de sinónimos y procesando las problemáticas ambientales como castigos de la naturaleza. De esta forma, igual que en tiempos pasados cuando se culpaba a los dioses por las lluvias, las sequías y todas las desgracias naturales, ahora, también somos marionetas del capricho de una fuerza incontrolable. Pero con esta idea, además de no reconocer nuestra parte en la culpa de los desastres naturales, nos inmovilizamos ante ellos porque somos simples seres humanos y no podemos hacer nada frente a los embates de la naturaleza.
Podemos exigir a las autoridades que hagan su parte. Podemos hacer la nuestra. Podemos dejar de culpar al otro y aceptar nuestras responsabilidades dentro de la comunidad de la que somos parte.
Podemos simplemente tomar conciencia de que esto no es obra de la naturaleza. También es obra tuya. Hagámonos cargo.