[dropcap]E[/dropcap]n la columna pasada comentábamos sobre la fragmentación de las dunas costeras, es decir, de los médanos. Dijimos que esta fragmentación se refiere a interrumpir procesos que se dan entre los distintos seres vivientes y no vivientes de una región, hábitats que cumplen un rol importantísimo en la manutención de la biodiversidad. Cuando se interrumpen estos procesos, una serie de consecuencias ambientales suceden como la pérdida de especies y lo que vamos a continuar viendo hoy son las posibilidades de evitar o reducir estos resultados.
Sabemos que la construcción, el turismo y la circulación de vehículos aceleran o agravan los daños producidos sobre los diferentes especies que habitan los médanos. Entre Punta Rasa y Punta Médanos, el paisaje está altamente urbanizado y ha causado la pérdida de gran parte de la flora y fauna nativa, llevando a la desaparición de la región costera de especies como el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) que hoy solo se encuentra en reservas naturales. También, se ha sustituido la flora original por plantas alóctonas como tamariscos (Tamarix) y acacias (Acacia longifolia) con el fin de fijar las dunas móviles en detrimento de la flora original. El sistema de dunas ha sido interrumpido por la acción antrópica masiva, es decir, la acción del hombre. Pero hay que entenderse que la conservación biológica y el bienestar social son complementarios y no opciones contrapuestas y por ese motivo, es importante que entendamos que esta fragmentación no solo afecta a bichos y plantas sino que también, nos afecta social, económica y ecológicamente como comunidad.
El aspecto económico, social y ecológico
En lo que respecta a lo económico y social, la biodiversidad tiene un papel importantísimo en el mantenimiento de la salud de los ecosistemas. Por lo tanto, la pérdida de ella implicaría una pérdida en términos de bienes y servicios ambientales para el bienestar humano, recordando que los bienes y servicios se refieren a todo eso que nos ofrece el medioambiente en términos económicos (la explotación de la playa con el turismo) o sociales (un espacio saludable para esparcirse). Un ejemplo claro de las consecuencias que sufrimos nosotros por causa de la fragmentación de los hábitats es que la flora mantiene la dinámica de los médanos, evitando la erosión natural y la pérdida de espacio de ocio.
En lo que respecta a lo ecológico, la fragmentación conlleva a una pérdida de la biodiversidad. Cuando hay una alta riqueza de especies en un hábitat específico, esto ayuda a superar situaciones de riesgo para el ecosistema; si de repente se aprueba la construcción de un balneario sobre los médanos, el ecosistema se verá afectado. Cuán afectado se verá depende de la capacidad del mismo de regenerarse o sobrevivir antes esta interferencia y esta capacidad depende en gran parte de la riqueza de especies que este hábitat tenga. Si hay menos individuos de una especie, cuando son afectados por el accionar humano en este caso, pueden llegar a la extinción por su incapacidad de reproducirse. Un ejemplo de esto son las lagartijas de las dunas, que han perdido número de individuos frente a la masiva acción del hombre: a falta de vegetación donde resguardarse y donde encontrar comida, la población de lagartijas ha disminuido de sobremanera. Cuando esto sucede, no son solo las lagartijas afectadas sino todo el hábitar a su alrededor. Por esto, si estos hábitat son modificados drásticamente,el riesgo de extinción de las poblaciones locales se incrementa y así, la vulnerabilidad de la región.
¿Cómo se evita esto?
Nuevamente, hablamos de estrategias de conservación y manejo ambiental. Teniendo en cuenta la falta de legislación sobre la protección de las dunas costeras y su biodiversidad o el incumplimiento de las normativas existentes, la estrategia que proponemos es la siguiente:
- Establecer áreas naturales donde el uso de recursos sea de bajo o nulo impacto. (Ejemplo: Punta Rasa)
No se busca mantener áreas prístinas sino realizar estrategias de conservación y manejo ambiental que apunten a la conservación; utilización sostenible; y distribución justa y equitativa de los beneficios de los recursos naturales y que se reconozcan a los seres humanos con su diversidad cultural, [como] un componente integral de muchos ecosistemas. O sea, reconocer que necesitamos proteger y cuidar al medioambiente pero sin olvidar que nosotros también somos partes y no podemos pensar a los médanos como un lugar donde nadie jamás pondrá un pie. No obstante, debido a la acción masiva del hombre sobre el hábitat de médanos, pensar en la creación de espacios protegidos en el futuro no puede ser completamente descartado.
También, además de conservar, se buscar restaurar las áreas medanosas; siendo que el paisaje de dunas costeras ha sufrido impactos irreversibles por la acción antrópica se proponen como estrategias identificar zonas de alto impacto dentro del área natural como zona prioritaria para poder mantener los procesos naturales de recuperación de la flora y la fauna.
Esto significa pensar entonces en la creación de las áreas naturales protegidas como parte de una determinada región, lo cual supone su integración con las zonas bajo uso humano, promoviendo la conservación de la biodiversidad en íntima correlación con los componentes físicos de los paisajes y con los factores económicos, culturales, demográficos y políticos del desarrollo social regional. Es decir, si vamos a proteger los médanos, no podemos pensarlos, como dijimos antes, como algo intocable sin relación con la población humana alrededor.
Con todo esto, es simple concluir que lo que falta es voluntad política y conciencia ciudadana en relación al medioambiente. No basta con decir “el Municipio tiene la culpa” cuando vemos todos los días personas circular por la playa con las motos y los cuatriciclos o tirar cocinas en los médanos como ya han encontrado chicos de primaria en una limpieza de playa. El Municipio debe tener una acción de control mucho mayor y una política que apunte a cuidar el medioambiente, en eso estamos todos de acuerdo. Pero no nos olvidemos también de la responsabilidad individual.
En la próxima y última columna veremos cómo recuperar la vegetación nativa y qué hacer para que esto se mantenga en el tiempo.