Tal vez ya han oído hablar de esto; todos los años sale la noticia en los diarios nacionales e internacionales contando que en un día particular del año se han llegado a consumir los recursos naturales que los seres humanos deberíamos consumir en un año. Se llama el Día del Sobregiro, porque utilizan términos económicos -los únicos que muchos entienden- para explicar cómo nos estamos condenando de a poco. Así, cada año, se informa el día en que utilizamos todo nuestro presupuesto ecológico, es decir, nuestros recursos naturales, antes de los previsto. El año pasado fue el 1 de agosto. Este año el 29 de julio.
Lo alarmante de la noticia, además de, claro, la propia noticia, es cómo parece que no entendemos la gravedad del asunto. En un poco más de medio año el planeta fue consumido en su totalidad. Eso que nos permite la vida, se agotó mucho antes de lo que debería agotarse. Y a cada día que pasa, nos acercamos inevitable e inexorablemente al consumo total.
Esto no debería sorprendernos ni un poquito. Pensemos en nuestro partido. Es un territorio de aproximadamente 420 km2 y tiene una población estable según estimativas a partir del último censo de 80000 habitantes. Estamos muy lejos de ser un partido gigante y sin embargo, no hay ningún interés de tornarlo un partido que busque un desarrollo sostenible. No existen políticas ambientales. No existen políticos que tengan algún proyecto real para mejorar nuestra situación en términos ecológicos (basta ver las campañas de los candidatos actuales). Solo existen grupos que a pulmón buscan dejar de consumir nuestros recursos de forma utilitaria que busca la explotación económica a como dé lugar.
¿Cómo podría cambiar el Partido de la Costa para ayudar a disminuir nuestra huella ecológica y así hacer lo posible para retrasar el agotamiento de nuestro presupuesto ecológico?
Muchas cosas. Desde la gestión de residuos hasta la protección de nuestras playas y mares. Pero miremos un poco más de cerca. Miremos qué se puede hacer directamente a favor de la población local y para que ésta pueda cambiar algunos de sus hábitos.
Mejorar el transporte público es una forma. Sabemos quienes vivimos aquí que esperar el colectivo es muchas veces un suplicio. En mi caso, el colectivo Costa del Este- Las Toninas es el que más utilizo. Muchas veces viene en el horario. Muchas veces no. Esas veces que no, si tengo algún compromiso o debo cumplir un horario, tengo que recurrir al remís, lo que muchas veces implica un gasto que no puedo hacer. Si estoy con mis hijos pequeños, se hace aún más complicado esperar por el próximo horario, especialmente en invierno o en días de lluvia. Debo, nuevamente, recurrir al remís o si tengo suerte, a algún vecino dispuesto a servir de remisero. Ni hablar cuando debo tomar el interbalneario para ir a playas distantes como Mar de Ajó o San Bernardo. No solo la parada queda a una distancia considerable para ir con los nenes sino que si se rompe el colectivo, tenés que esperar una hora (y más) por el próximo. De cualquier forma, el transporte público, cuando realmente sirve, ayuda a disminuir la emisión de dióxido de carbono porque ya no somos un montón dependiendo de una moto o de un auto: somos muchos usando un mismo emisor y así, disminuyendo la huella ecológica que dejamos atrás.
La mejora del transporte público también incentiva a las personas a querer salir de su espacio reducido y participar en actividades culturales. ¿Cuántos eventos y actividades hemos dejado de hacer porque nos quedaba lejos? Yo, por ejemplo, con los nenes quise participar de un evento en Mar de Ajó. Tomamos el colectivo para la parada del interbalneario. Llegamos a horario. Pasó media hora. Pasó una hora. Entre las personas comentábamos que seguro se había roto y había que esperar el próximo. Empezó a garuar. No había más que un techito para todos y le hicieron espacio a mis hijos que tenían 1 año y medio entonces. Se mojaron igual. Empezó a ventar fuerte. Llamé un remís y me fui a casa. Gasté plata que no tenía, les regalé un resfriado a mis hijos y nunca más nos aventuramos a ir a Mar del Ajó en invierno para alguna actividad cultural. Las actividades culturales incentivan a las personas a crear comunidad y eso a su vez a crear identidad. Una identidad costera que te une a tu lugar. A tu ambiente. Y te dan ganas de cuidarlo. No es solo una cuestión de solo “ir a divertirse”. Es participar. Es ser parte. Es interesarte por el de al lado y por tu lugar. Es cuidar.
Solo mencioné dos ventajas de un transporte público de calidad en el Partido de la Costa. Ahora, imagínense si existiera una política ambiental que contemplase además asuntos como la planificación familiar, la vivienda digna, un ambiente saludable y trabajo local entre otros asuntos. Seríamos realmente un partido sostenible.