Profundo malestar causó el comienzo de la construcción de un parador en la reserva natural de Punta Rasa, en una evidente muestra de política privatista por parte del gobierno de Cristian Cardozo.
Vecinos y movimientos ambientalistas no alineados a la gestión comunal se oponen terminantemente a cualquier tipo de nueva devastación y atentado ecológico en el área protegida, cuyos humedales están considerados como uno de los más importantes del mundo.