Teniendo todo para ganar (incluso comenzó en ventaja), el equipo de Aníbal Biggeri perdió 3 a 1 ante Arsenal, en Sarandí. Meléndez anotó el único gol Funebrero. Fallas conceptuales y básicas (individuales y colectivas) no le permitieron, nuevamente, ganar un partido en que fue superior a su rival. El próximo, con la vuelta del público (sólo socios), ante San Martín (San Juan).
Por Gustavo Calle
Lo ganaba a lo Chacarita y lo terminó perdiendo de la misma manera. Chaca es un tango que amaga primero armar una milonga y termina siendo melancólico. Pero claro está que las vicisitudes que muestra en este hoy el equipo no son casuales y de alguna manera metaforizan el decurso de un club que institucionalmente, al menos en los últimos 50 años (para no ir más allá de nuestra inmanencia), sufre vaivenes ciclotímicos y con dirigencias que no terminan de convencer.
Es decir, para entender los motivos (o las sinrazones) de esta dolorosa derrota tan inexplicable cuanto probable, basta con elucubrar sobre lo que es Chacarita, con sus diferentes ciclos dirigenciales. O mejor dicho: lo que hicieron de Chacarita, con la anuencia por acción u omisión de todos nosotros, con total desparpajo y desatino.
Luego de la nefasta gestión de Pueblo Funebrero, el comienzo de la era Di Pierro aparecía como un bálsamo. El regreso de algunos futbolistas (caso Facundo Parra, Matías Pisano, Rodrigo Salinas, Víctor Figueroa, por citar sólo algunos), más la incorporación de otros nombres de experiencia, renovaron las esperanzas en estos tres últimos años. Claro está que a pesar de ciertas y evidentes mejorías, aún en este 2024 quedan muchas cuestiones inconclusas. Y otras tantas por transparentar. Falencias (y/o irregularidades) que no sólo se relacionan con la nula y pésima gestión de comunicación al socio e hincha, sino con la incapacidad del área de Socios para generar una mayor y mejor membresía. A esto le podemos sumar la falta de información veraz y concreta sobre lo que ocurre con la sede social (sobre todo con la concesión de la recuperada zona de Federico Lacroze) y cierta soberbia de algunos dirigentes (con el presidente a la cabeza), cuando algún socio consulta sobre el tema, como sucedió en la última conferencia de prensa para presentar al actual plantel. Más aún: el destrato a la masa societaria y a quienes pretenden formar parte de la misma, sumado a la inoperancia intelectual por parte de algunos que se hacen denominar “colaboradores” de la entidad en este aspecto. Si a esto le sumamos los ingentes inconvenientes con las dos barras, o con las internas al menos en una de ellas (recordar que hubo un asesinato en el estadio, durante el transcurso del primer partido de la temporada), debemos inexorablemente decir que Chacarita aún (y a pesar de ciertos pequeños e importantes crecimientos en determinados aspectos con respecto a años anteriores) no llega a vislumbrarse como una institución al menos medianamente seria.
Errores axiomáticos
Para sintetizar, no quedar en entredichos y teniendo en cuenta este breviario sumatorio de faltantes, usted ¿todavía se pregunta por qué o qué quiso hacer Lazarte, por ejemplo, con ese inconcebible gol en contra ante Arsenal? Piénselo. Pensemos, y permítaseme una primera y célere debatible y rebatible, si quiere, reflexión: la inmediata anterior acción de juego narrada es la metáfora que mejor identifica a Chacarita como institución. Quiero decir, entonces, que futbolísticamente es imposible ser el Manchester United cuando institucionalmente todavía somos Chacarita.
CLAVES DEL PARTIDO
*El gol en contra. Despeje largo del arquero local que encuentra como último hombre de Chaca al menos indicado: Gabriel Lazarte. El lateral, en lugar de con un simple golpe de cabeza entregarle la pelota a Losas (quien se había ofrecido a ello con su salida), primero duda y luego en lugar de rechazar envía un remate por elevación contra su propio arco, que antes de ingresar a la red golpea en el palo. Empate de Arsenal, cuando todo era de Chaca: resultado y acciones. Primer error individual y colectivo.
*Expulsión y segundo gol local. Otra vez la defensa de Chacarita mal posicionada. Segovia se filtra sin marca y desde atrás, casi antes de ingresar al área, Tomás Oneto lo roza imperceptiblemente. El juez del encuentro no duda en su equivocación: expulsión del central visitante y tiro libre para el rival. Gol de Ortiz (descartamos una tardía reacción de Losas para evitarlo). Segunda llegada, segundo tanto local. Segundo error más colectivo que individual. Hasta allí, menos el resultado, Chaca era mucho más.
*Endeblez en la marca. Mientras defensivamente el Funebrero otra vez se mostró descompensado, Segovia le gana con absoluta facilidad a Tobías Fernández, lo desborda por izquierda y ante la salida de Losas cruza el remate para conseguir el tercer tanto del equipo de Sarandí. Tercera llegada, tercer gol. Tercer error individual y colectivo. A partir de allí, Chacarita fue desconcierto.