[dropcap size=big]A[/dropcap] menudo leemos en distintos medios de comunicación o escuchamos a los propios agentes de la política referenciar sobre el crecimiento; crecimiento demográfico, crecimiento del consumo, crecimiento de índices. Siempre el crecimiento es propuesto como un elemento positivo para cualquier sociedad. Sin embargo, pocas veces uno tiene el tiempo o la dedicación para reflexionar, ¿qué es este crecimiento?, ¿es bueno?
El crecimiento se puede proponer, a fin de simplificar sin prologar este texto en demasía, como un aumento de un índice de modo simple y llano. Es claro que una sociedad o comuna que no crezca se estanca, se autolimita, carece de progreso.
Este último hecho es claramente evidente en ciertas localidades del interior del país, donde la vía ferroviaria era su principal vía de acceso, comunicación y desarrollo económico. Cuando dichas vías fueron cerradas durante la década de los 90, estos pueblos quedaron realmente desiertos, les quitaron la capacidad de crecimiento, perdieron la esperanza, se les esfumó el futuro.
Con respecto al Partido de la Costa podemos hablar que en la última década existió un gran crecimiento demográfico, un gran crecimiento en los ingresos públicos, un aumento en la matrícula escolar y un aumento en el gasto en seguridad, entre otros puntos.
A priori, este crecimiento puede ser considerado positivo. ¿Quién no quisiera que el gobierno municipal posea mayores ingresos, o que las costas bonaerenses incluyan a mayor cantidad de pobladores? Ante este hecho pasamos al segundo interrogante: ¿es positivo este crecimiento? He aquí el fondo de la cuestión. El crecimiento no resulta por sí solo una mejora, sino que es el desarrollo el que impulsa al futuro, a concretar esa esperanza en hechos.
Mientras, el crecimiento no implica más que un aumento en los índices, el desarrollo implica mucho más. Implica un real cambio en la sociedad. El crecimiento demográfico es, lisa y llanamente, un aumento en la cantidad de habitantes. El desarrollo demográfico implica tener una sociedad mejor.
En este orden de cosas podemos realizar una especie de cálculo matemático, si así quiere llamarse, pudiendo afirmar que: Crecimiento + Proyecto a largo plazo+ Infraestructura es igual a Desarrollo.
Esto se manifiesta en el país entero y en La Costa en particular, donde podemos ver un crecimiento en todos los índices, pero sin embargo podemos ver una falta de desarrollo en todos los ámbitos. Por ejemplo, podemos ver un aumento en el turismo de verano, y que los servicios públicos detonen ante la exigencia.
Podemos evidenciar un aumento exponencial de la cantidad de efectivos de seguridad y aun así un aumento aún mayor en la delincuencia. Podemos ver un gran gasto en la educación pública y un pésimo resultado en los hijos del Partido de la Costa.
Los argentinos vivimos junto a un gobierno que plantea el crecimiento sin miramientos en el desarrollo. Esto es similar a plantar un árbol sin tener en cuenta que, posteriormente, las raíces van a destruir los cimientos de la casa. Se plantea, desde el gobierno, atraer a más turistas sin tener cómo transportarlos, como abastecerlos ni como entretenerlos. Se plantea el aumento de la masa demográfica sin tener en cuenta la necesidad imperiosa de trabajo de los ya residentes. Se plantea construir un hospital, cuando el personal actual no llega a cubrir los nosocomios ya existentes.
Sin necesidad de que este mero comentador los ilustre, reflexione sobre su propia vivencia: ¿mejoró la seguridad? ¿Hay más trabajo? ¿Mejoraron los servicios? ¿Mejoró la salud? ¿Mejoró la educación?
Un aspecto a considerar resultaría si esto acontece por incompetencia, desidia o mala fe. Este servidor considera a la última como la real. Desarrollarse es un proceso doloroso, costoso y lento, igual que la adolescencia en el ser humano. ¿Quién no ha sufrido durante estos años de aprendizaje y esplendor?
Los gobiernos prefieren no pagar ningún costo y realizar medidas de choque, que resuenen, que llamen la atención, que sumen votos por sobre las medidas sigilosas, certeras y evolutivas, que difícilmente salgan a la luz, pero que realzan una luz a la sociedad y que transforman la esperanza en hechos con el pasar de los años.
Estamos fatídicamente sometidos, a crecer, pero sin desarrollarnos, a no aprender y a sufrir.