A muy poco del final, y con un arbitraje horrendo de Nazareno Arasa –que perjudicó a Chaca al no sancionar un clarísimo penal a Pulicastro en el descuento-, el equipo de Biggeri logró salvar un punto ante Tristán Suárez. Luciano Giménez, de cabeza, marcó la merecida igualdad. Sin jugar bien, el Funebrero defendió el invicto en San Martín.
Por Gustavo Calle
Entre la impericia en los últimos metros, la desconcentración en el inicio del partido, las imprecisiones y los nervios por no hallar el camino correcto y la pésima actuación del juez Nazareno Arasa –quien no dio un evidente penal a Pulicastro, que se aprestaba a definir de cabeza, cerca del final-, a Chacarita se le hizo cuesta arriba un encuentro que comenzó perdiendo y que sólo pudo igualar a falta de dos minutos para el tiempo reglamentario. Esta vez hubo que conformarse con un empate que bien pudo haber sido derrota, de no haber mediado ese centro exacto de Ricky Blanco desde la derecha y el precioso cabezazo de Giménez, para estampar el gol tan anhelado, buscado y merecido, al fin. Lo que sí es irreprochable, más allá de que las cosas esta vez no salieron como habitualmente, es la entrega y el respeto por la idea futbolística enarbolada por el equipo desde el albor del certamen.
Chaca entró errático, lleno de dudas y se dejó dominar por un equipo visitante que con muy poco halló el gol, casi sin pretenderlo. Floja defensa de una jugada básica, que terminó en un centro bajo rematado por Brambilo, al palo que estaba siendo cubierto por Correa. 1 a 0 abajo y enseguida un par de situaciones clarísimas como para empatarlo. Después, un dominio de las acciones casi anodino que se extendió hasta el final del partido. Y fue en esos últimos minutos, con el descuento incluido, en que Chacarita pudo haberse quedado con la victoria, generando dos o tres ocasiones más que propicias. Incluida, por supuesto, la falta no sancionada en penal por Arasa, tras un grosero empellón de un defensor rival a Pulicastro.
Indefectiblemente, no era la noche. A pesar de ello, el Funebrero hizo valer su condición de líder y se llevó por delante a Suárez, con más empuje y entrega que juego. Los ingresos de Pombo y Beltramone por los hoy inexpresivos Coquito Rodríguez y Pugliese le brindaron una mayor verticalidad al equipo y una mejor presencia al menos cerca de los últimos metros de la cancha. Pero en el área visitante todo se diluía, más por intrascendencia propia que por virtudes ajenas.
Con este punto, Chaca espera puntero en soledad los difíciles compromisos que deben afrontar mañana (domingo) los dos equipos mendocinos, ambos en condición de local. Maipú recibirá al encumbrado Ferro e Independiente Rivadavia se topará con el siempre difícil Deportivo Riestra. Mientras tanto, no mucho más resta por analizar de este empate inesperado ante uno de los equipos que cierran las posiciones de la zona. Quedan nueve fechas en que se supone que todos los partidos serán de compleja dilucidación, en un torneo parejo y que ingresa en la etapa definitoria, tanto en los puestos de privilegio cuanto en los de abajo. Chaca deberá, ineluctablemente, seguir apostando por su juego y mejorar ostensiblemente la definición de las claras situaciones de gol que genera. Y ante todo no perder concentración y paciencia, a sabiendas que posee herramientas como para corolar exitosamente una campaña irreprochable, no sólo desde los números, sino principalmente desde la construcción futbolística.
CLAVES DEL PARTIDO
*El claro penal no cobrado. Tiempo cumplido. Pulicastro que cabecea de cara al arco visitante, cuando un evidente empujón desde atrás de un defensor de Tristán Suárez lo desestabiliza y le hace marrar el frentazo. Infracción imposible de no cobrar, menos para Nazareno Arasa, de pésima actuación.
*Ni el tiro del final. Centro de Blanco al área, en el último segundo del partido. Fallan todos, incluido el golero. La pelota que se dirige inexorablemente a la red en busca de un agónico gol. Claro que en un último trayecto se interpone Astina –además, en posición adelantada-, a quien le rebota el balón que sale despedido por encima del travesaño.
*Un mal arranque. Chacarita comenzó errático, desconcertado y dubitativo el partido. Fue así que la visita encontró la ventaja, tras una floja respuesta de Cristian Correa tras el remate de Brambillo. A partir de allí, los de Ezeiza casi que renunciaron a atacar y sólo se limitaron a defender la mínima diferencia, ante un Chaca que más mal que bien intentó llegar al empate, que consiguió merecidamente a poco del cierre.
*Otra vez las defecciones en la última puntada. Sin generar demasiado peligro, Chacarita tuvo algunas situaciones claras como para anotar, pero volvió a fallar en la ejecución. Una de las más notorias fue después de una muy mala decisión adoptada por Pulicastro, sólo frente al arquero, quien en lugar de rematar intentó habilitar a Giménez, con un pase fallido.
*La quinta amarilla a Blanco. El 10 se perderá el clásico ante Atlanta, en la próxima fecha, debido a una amonestación injusta promovida por Arasa. Una baja sustancial, que probablemente será paliada con el ingreso de Claudio Pombo, su reemplazo natural.