Con un gol del Tanque Giménez, a los 45 minutos del segundo tiempo, Chaca derrotó 1 a 0 a Atlanta, en Villa Crespo, extendiendo aún más la amplia ventaja que le lleva a su clásico rival en el historial. Victoria merecida y trabajada, con una muy buena actuación de todo el equipo.
Por Gustavo Calle
Si alguien me hubiese preguntado antes de disputarse esta nueva edición del clásico cómo lo soñaba, sin dudar hubiera afirmado como finalmente la realidad indicó. Triunfo de Chaca, en el último minuto. Aunque, claro está, sin importarme demasiado el goleador. Y así fue. El clásico quedó, otra vez y como de costumbre, en manos funebreras. Verdad que los clásicos se ganan, pero si es mereciéndolo es mucho más gratificante. Esto es lo que sucedió. Chaca lo ganó con justicia, demostrando personalidad, carácter y en muchos pasajes del partido buen juego. Claro está, sobre todo en la primera parte donde fue amplio dominador, aunque exhibiendo la falencia de los últimos tiempos: la carencia de resolución de las muchas jugadas de peligro que genera.
Con una sobresaliente actuación de Álvaro Cuello, eje del equipo, la primera parte fue toda de Chaca, menos el marcador. Sin la presencia de Blanco (ausente por acumulación de tarjetas amarillas), Claudio Pombo fue el encargado de asumir el rol del 10 funebrero. Y no desentonó, aunque claro está sus características de juego difieren de las de Ricky. A ellos –Cuello y Pombo- se le sumaron el Tanque Giménez, Coquito Rodríguez y las subidas permanentes de Quiroz y Juan Cruz González. A partir de estos nombres, apoyados en la regularidad de Perdomo y los zagueros centrales, Chaca se adueñó del campo, las acciones y las jugadas de mayor peligro. Incluso, esta vez Germán Delfino –quien redondeó un buen arbitraje- obvió un clarísimo penal a Cuello, derribado burdamente por un defensor local tras una serie de rebotes en el área de Atlanta.
La segunda mitad mostró al dueño de casa intentando equilibrar el juego, aunque siempre dio la sensación que el equipo de Biggeri era más. Beltramone, primero, ingresando por el irregular Pugliese (no termina de conformar) esta vez no pudo hacer diferencia por derecha, como en partidos anteriores. Pero sí lo logró Marcos Astina, quien saltó al campo de juego por Pombo. Situado por la banda izquierda, el ex Atlanta comenzó a generar peligro principalmente a través de su exacta pegada.
Cuando el encuentro expiraba, y lejos de conformarse con la igualdad, Chaca inició una réplica letal. Rodríguez ganó en velocidad por derecha y envió un preciso centro que le cayó a Giménez. El goleador, lejos de ser egoísta, tocó de primera ante el ingreso al área de Cuello, quien disparó y encontró la respuesta, en rebote, del golero local. La pelota le cae al Tanque, quien con un furibundo disparo decretó la victoria final del Funebrero.
De allí hasta el cierre –Delfino adicionó cuatro minutos- Chaca sostuvo el triunfo sin sobresaltos, para lograr tres puntos de ésos que se han vuelto costumbre: frente al clásico rival.
Imposible, en estas circunstancias, despojarme del hincha, para culminar este sucinto informe. Digo, entonces, que no nacieron hijos nuestros. Los engendramos como nietos.
CLAVES DEL PARTIDO
*La actuación grupal. Chaca fue un equipo compacto en todas sus líneas durante todo el encuentro. A pesar que el local logró equiparar un tanto las acciones en la segunda parte, lo del equipo de Aníbal Biggeri fue contundente desde el carácter, la personalidad y la incontrastable idea de juego que muestra desde el inicio del certamen.
*El ingreso de Astina. Acierto del entrenador, quien dispuso a falta de menos de 15 minutos que el ex Atlanta y Alvarado, entre otros, saltara al campo. Todas las pelotas que tocó fueron positivas. Generó peligro siempre por la banda izquierda y utilizó a la perfección su excelente pegada.
*Cuello y Perdomo. Gran trabajo de ambos, sobre todo del ex Chaco For Ever en el primer tiempo. Manejaron los tiempos del partido y fueron usina permanente de apoyo ofensivo. Puchi, además, como siempre, se convirtió en un recuperador de pelotas incansable y fecundo. Cuello –reitero: el jugador más inteligente del plantel-, en cambio, se mostró más como abastecedor cumpliendo en parte el rol del ausente por acumulación de amarillas Ricardo Blanco.
*Giménez, indiscutible. Las pelea todas y las gana casi todas. Le cometen infracciones. Pivotea, abastece. Y desde hace algunas fechas, también hace goles (ya lleva 10 y es el máximo anotador del equipo). E importantes. El Tanque se fue convirtiendo, por mérito propio, en uno de los jugadores indispensables de este equipo.
*¿Vaticinio? En 2014, a falta de nueve fechas para el final del torneo, en San Martín, con Biggeri como entrenador, Víctor Zapata, con una extraordinaria palomita, le dio la victoria al Tricolor en el clásico en el último minuto. A nueve años, con el mismo técnico en el banco, en la expiración del partido y cuando resta la misma cantidad de jornadas para el cierre de la fase regular del torneo, aunque esta vez en condición de visitante y gracias a Giménez, Chaca corrió la misma suerte. En aquel entonces, 2014, Chaca terminó ascendiendo.