Como es costumbre, incluso en el resto del año, en cada temporada estival la falta de dinero en los pocos cajeros automáticos que operan en la zona Sur de La Costa se convierte en el enojo principal de los turistas y los residentes estables.
Lo mismo de cada estío
Por lo general, desde la misma mañana de los sábados ya el Banco de la Provincia de Buenos Aires -única entidad especulativa en San Bernardo, con tan sólo cinco cajeros disponibles en la ciudad, a los que se acercan, además, los habitantes de Costa Azul, La Lucila y Aguas Verdes, preferentemente- inicia el despropósito inadmisible de no contar con una guardia que verifique la disponibilidad de divisas en las máquinas. Si a esto le sumamos las infinitas filas que se arman cada día en pos de conseguir pesos -que poseen un tope de retiro, convirtiéndose en una privación ilegítima de la libertad de poseer lo que es de uno- son uno de los “atractivos” más defenestrables de la temporada.
Una carencia producto del desdén y del desprecio que muestran los bancos y el poder político que los avala, que ni siquiera controla y exige que el servicio se desarrolle como corresponde, atendiendo las necesidades de los locales y los veraneantes, cuando como contraposición declaman “las bondades” de vacacionar en el Partido de la Costa.