La idea futbolística propuesta desde la llegada a la dirección técnica de Walter Coyette no se traiciona. Es más, la mejoría en la precisión y la intención de buen juego verificada la semana pasada en Santiago del Estero se ratificó en la tarde de domingo en San Martín. Y más allá que el rival, Ferro, haya sufrido las justas expulsiones de tres jugadores. Es que ya en igualdad numérica, Chaca había demostrado, durante la primera mitad, esas buenas intenciones que sólo se esfumaban en la puntada final. Lo tuvieron, en esos primeros cuarenta y cinco minutos, el Melli Menéndez, Casa, Oroz, de cabeza, sumado a los rebotes fortuitos en los defensores verdolagas en la estocada decisiva. Finalmente, en la segunda parte, con el ingreso de Damián Manso, las subidas por el lateral derecho del cada vez más afianzado Juan Cruz González, la distribución de juego de Oroz, el despliegue de Rivero y el olfato goleador de Casa y Coniglio, Chaca logró una laboriosa, paciente y merecida victoria.
La imposición de una idea
Más allá de poseer tres jugadores de más con respecto a su rival, Chaca demostró lo que quiere. Y va en franco ascenso. Más allá de este resultado a su favor. La idea futbolística, la pelota jugada limpia desde la salida de área, la asociación de juego -a pesar de la insistencia en el individualismo de Menéndez- y la racha goleadora de Coniglio (hizo seis de los ochos goles del Tricolor en el torneo), el equipo demuestra entender la filosofía inculcada por Walter Coyette. Propuesta irreprochable de hacer prevalecer el fútbol-placer por sobre el fútbol-deber. Claro que a veces sale y otras no. Pero la idea es clara y contundente. Y si tenemos en cuenta los puntos obtenidos desde el arribo del nuevo entrenador, once de quince, podemos dar por tierra a aquellos defensores del resultado por sobre la actitud lúdica.
Chaca lo ganó faltando diez minutos, cuando ya Ferro se replegaba cada vez más cerca de su arquero, con sus siete jugadores de campo. Primero, Casa, al conectar un centro preciso y bien ejecutado por González, y luego Coniglio, con un cabezazo perfecto tras un desborde por izquierda de Menéndez, en casi tiempo cumplido. Aunque no por eso se deja de reconocer la búsqueda siempre con la pelota al pie, sin desesperar y aguardando pacientemente lograr la diferencia. Que llegó y se disfrutó el doble, por las sanas intenciones mostradas por el equipo.
La esperanza se instaló en San Martín nuevamente, después de una larga y penosa espera. Coyette nos la devolvió. Y a sabiendas de contar con futbolistas que van entendiendo y consustanciándose con la idea, el hincha de Chaca se ilusiona.
Por Gustavo Calle, director periodístico de www.ndrradio.com.ar